¿Qué es la leucemia?
Las leucemias son las enfermedades de la sangre en las que las células alteradas y que proliferan de forma excesiva son los leucocitos o glóbulos blancos. Es por esto que en la mayor parte de los casos se va a apreciar un aumento del nivel de estas células en la sangre, por encima de lo normal. Esto se conoce como leucocitosis.
A veces, al crecer en exceso, aparece también afectación de las otras células -los glóbulos rojos y las plaquetas- (que se ven desplazadas por el aumento de leucocitos) pero generalmente éstas tienen niveles por debajo de lo normal. Y puede darse anemia y/o trombopenia.
Pero los leucocitos que proliferan, al crecer de forma acelerada no han madurado en la forma adecuada, por lo que no sólo son diferentes en su forma (los llamamos linfoblastos) sino que pueden no ejercer correctamente su función defensiva. Y pueden aparecer infecciones más fácilmente.
¿Cómo se produce la leucemia?
Para que exista leucemia, al menos el 20% de las células de la médula ósea deben tener características leucémicas (“blastos”). Si hay blastos, pero supone menos del 20%, la leucemia se está desarrollando a partir de otra enfermedad previa o estamos en la fase inicial de una recaída. Los “blastos” pueden originarse a partir de células inmaduras que, si no se hubieran puesto enfermas, darían lugar a los linfocitos. En estos casos hablamos de leucemia aguda “linfoblástica” (LAL o LLA). O bien a partir de células inmaduras que habrían dado lugar al resto de los glóbulos sanguíneos y a las que llamamos “no linfoblásticas” (LANL) o también “mieloblásticas” (Leucemia Aguda Mieloide, LAM o LMA). Aunque los dos tipos se ven en niños y en adultos, la leucemia linfoblástica es más frecuente en los niños y la mieloblástica en los adultos.
¿Qué son los leucocitos?
Los leucocitos son las células blancas de la sangre. Su función principal es defendernos de las infecciones.
Tipos de leucocitos
Hay tres tipos principales de leucocitos: polimorfonucleares, linfocitos y monocitos.
Todos ellos se originan en la médula ósea a partir de una célula madre pluripotencial, que también es la responsable de producir los otros tipos de células sanguíneas: las células rojas (hematíes) y las plaquetas. Las células madre dan lugar a los diferentes tipos de células sanguíneas a través de un proceso de maduración que tiene lugar en gran parte en la médula ósea y que en algunos casos termina fuera de ella.
¿Qué son los linfocitos?
Los linfocitos participan en la distinción entre lo que es propio y lo que es ajeno (inmunidad) y por ello nos defienden contra las infecciones.
Tipos
Hay varios tipos de linfocitos: los B, T y NK. Los linfocitos B se encargan de producir anticuerpos (inmunoglobulinas) y se encuentran tanto circulando en la sangre como en otros tejidos especializados (tejidos linfoides) como p.ej. los ganglios linfáticos.
Alteraciones de las células blancas de la sangre
Una analítica de sangre básica permite conocer el nivel normal de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. El mantenimiento de estos valores en los rangos considerados de “normalidad” indican un correcto funcionamiento de la médula ósea (que es dónde se originan las células de la sangre).
Cuando en un análisis de sangre existe un nivel bajo (o alto) de células blancas o leucocitos es porque existe alguna alteración o enfermedad y cuando esto se detecta en un análisis de sangre, es conveniente estudiar las causas.
Es importante el estudio de estas alteraciones que pueden ser no solo en el número, sino en la forma (aparecen blastos o formas inmaduras) ya que repercute en el funcionamiento correcto de las células.
Así, puede verse afectado el sistema inmune (o de defensa) del cuerpo. Y los pacientes pueden ser más sensibles a presentar infecciones y se defienden peor de los agentes infecciosos (virus, bacterias, hongos ).