Carcinoma de piel o cutáneo

Los tumores malignos de la piel de tipo no melanoma son muy frecuentes en la población. Esto significa que tienen una gran incidencia: se diagnosticaron 1.234.533 casos en todo el mundo en 2022, siendo el 5º tumor más frecuente entre todos los cánceres.

Estos carcinomas cutáneos son tumores malignos de la piel, diferentes a los melanomas en cuanto a su origen, tratamiento y pronóstico. 

De hecho, a pesar de su gran incidencia, presentan una muy baja tasa de mortalidad, produciéndose 69.416 muertes por estos tumores en 2022.

En España, en 2023 se han diagnosticado 14.430 casos de tumores cutáneos no melanoma, siendo la tasa de incidencia de 37 casos por 100.000 habitantes en hombres, mientras que en mujeres fue de 23 casos detectados por cada 100.000 habitantes .

Hay dos tipos de tumores principalmente: 

  • Carcinomas de células escamosas, epidermoide o espinocelular.
  • Carcinoma de células basales o basocelular.

Carcinoma epidermoide, de células escamosas o espinocelular

El carcinoma epidermoide de la piel es una proliferación maligna de un tipo de células de la piel, los queratinocitos. Es un tumor con capacidad para dar metástasis sobre todo a nivel ganglionar, pero esto es infrecuente (se estima que puede ocurrir hasta en un 5% de casos, según estudios),  y solo ocurre habitualmente en casos muy avanzados.

Es un tumor muy frecuente, aunque su incidencia es menor que el carcinoma de células basales. Supone el 10-30%  de los tumores malignos cutáneos según los diversos estudios. Durante los últimos años la incidencia ha crecido en casi todos los países y parece que se pueda deber a los cambios en las pautas de exposición a radiaciones UV, entre otras cuestiones.  

Se postula también que una mayor capacidad de diagnóstico precoz haya influido en el aumento de incidencia. 
Hay una serie de factores conocidos que se pueden considerar como “facilitadores” para la aparición de este tipo de tumor de células escamosas: la edad avanzada; la exposición solar crónica, los antecedentes personales de padecimiento previo de carcinoma; y la existencia de una situación de inmunosupresión crónica (por algunos tratamientos o enfermedades). 

También se han identificado algunos factores que pueden ser indicativos de mal pronóstico, como pueden ser: el tamaño tumoral, algunas localizaciones en la zona de la cara y cabeza, la recurrencia de la lesión, la velocidad de crecimiento, la existencia de otros síntomas, o la asociación a otras lesiones o enfermedades cutáneas previas.  
Esto hace que los pacientes que cumplan alguno de estos criterios deban ser controlados con más frecuencia por sus especialistas si lo consideran preciso. 

Aun así, son tumores con una alta supervivencia tras el tratamiento, pero con frecuencia con gran repercusión estética.

 

Carcinoma basocelular o de células basales

El carcinoma basocelular es el más frecuente de los cánceres de piel: constituye el 80-90% de todos los cánceres cutáneos.

Los carcinomas basocelulares proceden de la capa más inferior de la epidermis, las células basales. La incidencia del carcinoma basocelular está aumentando, por motivos que podrían incluir: una mayor exposición a la radiación UV, (por aumento de las actividades lúdicas, deportivas y de ocio realizadas en exteriores con mayor exposición de piel por cambios en vestimentas), la mayor esperanza de vida, el uso de cabinas bronceado artificial, etc.

Este tipo de carcinoma tiene muy poco potencial para provocar metástasis, por lo que su mortalidad es escasa. Pero debido a su crecimiento local progresivo en la zona anatómica correspondiente, -aunque lento habitualmente- puede provocar alteraciones estéticas y funcionales importantes en muchos casos a lo largo de su evolución. 

La cirugía es el tratamiento habitual para la mayoría de estos tumores, ya que consigue altas tasas de curación y control de la lesión.  Aun así, existen diversas alternativas de tratamiento para los pacientes en los que la extirpación quirúrgica no está indicada, consiguiéndose igualmente muy buenos resultados en el control del tumor, así como resultados cosméticos adecuados. 

Fases del carcinoma cutáneo

Los cánceres de piel de células basales no suelen diseminarse a los ganglios linfáticos próximos ni a otros órganos, ya que se curan casi siempre antes de poder propagarse a otras partes del cuerpo.

Los cánceres de piel de células escamosas son más propensos a propagarse (aunque este riesgo es pequeño). Por lo tanto, es  más importante determinar la fase en la que se encuentran estos tumores en el momento del diagnóstico, fundamentalmente  en personas con sistemas inmunitarios debilitados, como aquellas que han sido sometidas a trasplantes de órganos y las personas infectadas con VIH, el virus que causa SIDA.

El sistema de estatificación más reciente del American Joint Committee on Cancer (AJCC), en vigor desde enero de 2018, se aplica a cánceres de piel de células basales y de células escamosas de la zona de la cabeza y el cuello (labio, oreja, cara, cuero cabelludo y cuello), excluyendo los de párpado.

Se clasifican por el sistema TNM siendo la T el tamaño del Tumor, la N la existencia o no de adenopatías (aumento de los ganglios linfáticos cercanos debido a la afectación por el tumor) y la M la metástasis o lesiones en órganos o zonas distantes de la lesión inicial de la piel. 

Fases del carcinoma cutáneo

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