Diagnóstico del cáncer de piel. ¿Cómo saber si tienes cáncer de piel?
Ante una lesión sospechosa de cáncer de piel, se debe acudir al médico, quien procederá a realizar la exploración de la piel, así como a la realización de una serie de pruebas para conseguir un diagnóstico preciso.
Exploración de la piel
Es importante detectar cambios en lunares o manchas ya preexistentes, o detectar la aparición de alguna nueva lesión con características diferentes a las habituales.
Tras consultar con tu médico, procederá a hacer una cuidadosa exploración de la piel y valorará dichos lunares, manchas de nacimiento u otras áreas pigmentadas con aspecto anormal en cuanto a color, tamaño, forma o textura.
Además el médico realizará inspección del resto del cuerpo, incluyendo las zonas ganglionares próximas a la lesión sospechosa, así como el fondo de ojo y las mucosas (oral, rectal…) en caso de que creerlo conveniente.
El diagnóstico visual por el especialista es importante para descartar o confirmar la sospecha de la presencia de un cáncer, aunque la biopsia será la prueba diagnóstica definitiva.
La dermatoscopia es una técnica de visualización de la lesión que permite al dermatólogo encontrar signos característicos que ayudan al diagnóstico del tumor.
Examen en la piel
Para detectar lunares, manchas de nacimiento u otras áreas pigmentadas con aspecto anormal en cuanto a color, tamaño, forma o textura. Además el médico realizará inspección del resto del cuerpo incluyendo las zonas ganglionares próximas a la lesión sospechosa, así como el fondo de ojo y las mucosas (oral, rectal…).
Biopsia
Consiste en tomar una muestra de la lesión sospechosa. Si es posible se realiza una biopsia que extirpe la lesión por completo. Si la lesión está debajo de la uña se recomienda extirpar la uña, total o parcialmente.
A veces se hace una biopsia parcial, y posteriormente, dependiendo de los resultados, se precisa volver a intervenir y realizar lo que se conoce como ampliación de márgenes.
El resultado de la biopsia indicará qué tipo de tumor tiene la persona y sus características histopatológicas. Por otra parte, previamente se ha de conocer el tamaño de la lesión cutánea, cómo ha sido hecha la biopsia y la localización de la lesión en el cuerpo.
Por otra parte, previamente se ha de conocer el tamaño de la lesión cutánea, cómo ha sido hecha la biopsia y la localización de la lesión en el cuerpo.
En caso de detectarse un melanoma, además se identifican de forma prioritaria diferentes parámetros o datos entre los que destaca el nivel de grosor tumoral (índice de Breslow), importante para orientar pronóstico y tratamiento.
Otra serie de datos que ayudarán a individualizar lo más posible el tratamiento son, la existencia o no de ulceración de la lesión, el índice de Clark (profundidad de penetración de la lesión desde la epidermis), el subtipo celular o histológico, el índice mitótico, la existencia de linfocitos infiltrando la lesión, la existencia invasión linfovascular, si los márgenes de resección tienen o no afectación por el cáncer, etc.
Pruebas diagnósticas adicionales
En el caso de diagnóstico de cáncer de piel basocelular, es excepcional que se extienda a los ganglios linfáticos o a otros órganos, por lo que no suele ser necesario realizar otras pruebas diagnósticas.
Sin embargo, cuando se diagnostica un carcinoma epidermoide cutáneo o un melanoma, puede ser es necesario realizar estudios para determinar la extensión del tumor. En ocasiones se precisa también realizar estudios de los ganglios linfáticos que están cerca del tumor.
En caso de sospecha de afectación ganglionar, puede ser necesaria la realización de una ecografía, con posterior punción o biopsia del ganglio sospechoso.
A veces, se necesita realizar la llamada técnica del ganglio centinela, para identificar la posible afectación por cáncer en algunos de los ganglios linfáticos más cercanos al tumor. Esto se puede llevar a cabo en algunos casos de melanoma, y sus resultados son importantes para pautar el tratamiento adecuado a cada paciente.
También puede ocurrir particularmente en los pacientes con tumores más avanzados que se necesiten otros estudios complementarios o puede que esté indicado según el tipo de cáncer, un estudio de extensión.
Esto comprende la indicación por parte de sus especialistas de la realización de diversas pruebas: exámenes radiológicos, radiografías, ecografías, TAC (tomografía axial computerizada), RMM o (resonancia magnética nuclear), PET (tomografía de emisión de positrones) e incluso gammagrafía ósea.