Factores de riesgo y causas del cáncer de piel
Aunque existen numerosos factores que pueden favorecer el desarrollo de un cáncer de piel, el factor de riesgo más común suele ser la exposición de forma excesiva a las radiaciones ultravioletas, ya que aumenta el riesgo de contraer cáncer de piel.
Demasiada exposición a la radiación ultravioleta
El principal responsable implicado en el desarrollo del cáncer de piel es la exposición inadecuada y excesiva al sol o a otras fuentes artificiales de radiación UV , como las lámparas bronceadoras.
Cualquier persona con antecedentes de exposición excesiva al sol puede desarrollar cáncer de piel. No obstante, los que más riesgo corren son personas de piel clara, cabello rubio o pelirrojo y ojos azules o verdes. Algunos fototipos cutáneos pueden ser especialmente vulnerables a la radiación.
Las personas que trabajan muchas horas al aire libre y no se protegen adecuadamente o pasan su tiempo de ocio expuestas al sol, también son más susceptibles de desarrollar cáncer de piel.
Se sabe que es especialmente importante la exposición solar durante los primeros años de vida y el hecho de presentar quemaduras en la piel en la infancia y adolescencia, sobre todo.
Se ha observado que el melanoma aparece con más frecuencia en zonas del cuerpo expuestas al sol y que hay mayor número de melanomas en latitudes más cercanas al ecuador. Por ejemplo, Australia es el país con mayor incidencia de melanoma debido a que la mayoría de la población tiene la piel clara y la latitud condiciona una gran exposición solar.
Las personas que se exponen a la luz ultravioleta de las lámparas de cabinas bronceadoras tienen también mayor riesgo de contraer cáncer de piel, ya que añaden los daños potenciales de una fuente artificial de rayos UV .
Edad y sexo
El cáncer de piel suele ser más frecuente en general a medida que se cumplen años. Y los carcinomas se dan principalmente a edades más avanzadas, por la exposición crónica a las radiaciones solares.
No parece existir predilección por sexo, sin embargo, la localización suele ser diferente: en las mujeres jóvenes predomina en miembros inferiores y en los varones más mayores en tronco, cara, cuello y hombros. La distribución de las localizaciones puede tener relación con las áreas de piel expuestas al sol, según cambios en las modas en el vestir.
Exposición previa a radiaciones ionizantes
Es un factor de riesgo para los tumores cutáneos no-melanoma, sobre todo el carcinoma de células basales.
Pacientes que han recibido tratamiento de radioterapia tienen mayor riesgo de tener tumores cutáneos en la zona radiada. Esto, aunque no es muy frecuente, puede ocurrir y son más vulnerables los pacientes de edad joven a la hora de recibir las radiaciones.
Enfermedades que causan inmunosupresión crónica
Enfermedades que pueden afectar al sistema inmune, provocando una inmunosupresión mantenida en el tiempo, pueden predisponer a padecimiento de cáncer de piel.
Padecer enfermedades como el SIDA, o cuando se precisa un tratamiento crónico de esteroides y/o tratamiento inmunosupresor(por ejemplo, por transplantes de órganos), también aumentan la incidencia de los carcinomas cutáneos no-melanoma.
Historia familiar
En el melanoma, hay que indagar si hay historia de melanomas en la familia, ya que el riesgo es mayor si un pariente próximo (madre, padre, hermano o hijo) padece melanoma.
Aproximadamente menos del 10% de todas las personas con melanoma tienen antecedentes en la familia. En ocasiones esto puede ser debido al estilo de vida de la familia, por exposición frecuente al sol. En algunos casos puede ser debido a una mutación genética.
Los otros tumores cutáneos no presentan carácter hereditario.
Antecedentes personales
Cualquier persona que haya padecido un cáncer de piel corre un mayor riesgo de desarrollar otro, normalmente porque las células de la piel presentan daños solares irreversibles. Asimismo, el melanoma es más frecuente en las personas que ya han tenido un melanoma.
Las personas con algunas enfermedades, como la denominada Xeroderma pigmentosum, tienen un defecto genético que consiste en que sus células son incapaces de reparar los daños que ocasiona la radiación ultravioleta. Para ellos, el riesgo de melanoma en edades tempranas de la vida es 2.000 veces mayor respecto a la población general. Otras enfermedades que presentan mayor riesgo son la epidermodisplasia verruciforme y el albinismo. La infección por el papiloma virus en estos pacientes de mayor riesgo, puede aumentar todavía más la probabilidad de tener un carcinoma epidermoide de la piel.
También se relaciona con lesiones precursoras, como por ejemplo las personas que tienen múltiples lunares (también denominados nevus) en la adolescencia.
En estos casos es obligatorio realizar revisiones periódicas y extirpar toda lesión sospechosa.
Las personas con nevus congénito gigante (grandes lunares congénitos) tienen más riesgo de desarrollar melanoma.
¿Cómo afectan los fototipos de piel a las posibilidades de padecer cáncer de piel?
El fototipo es la capacidad que presenta una persona de adaptación a la radiación UV, es decir, es el conjunto de características que posee, que determinan si una piel se broncea o se quema y en qué grado lo hace.
El color de la piel, pelo y cabello es importante para determinar el riesgo de cáncer de piel y melanoma ante la exposición inadecuada del sol. Por ejemplo, el riesgo de aparición de melanoma es 20 veces mayor en personas de raza blanca que en las de raza negra.
El fototipo de cada persona depende de la capacidad para broncearse, del color de la piel, cabellos y de los ojos. Las personas con mayor propensión a las quemaduras solares, que casi nunca se broncean con el sol, tienen un fototipo bajo y más riesgo de melanoma.
- Fototipo I: Piel muy pálida normalmente con pecas, siempre se queman si se exponen al sol, nunca se ponen morenos y sus ojos suelen ser azules y el pelo pelirrojo.
- Fototipo II: Personas con la piel clara, se queman con facilidad pero pueden llegar a broncearse un poco. Suelen tener el cabello rubio y los ojos azules o verdes.
- Fototipo III: Se queman moderadamente y se pigmenta con correctamente. Suelen ser personas de razas caucásicas (Europeas), que no suelen exponerse al sol.
- Fototipo IV: Piel morena incluso en invierno, se broncean con facilidad y es muy raro que se quemen. Suelen tener el pelo castaño y los ojos marrones o grises.
- Fototipo V: Piel amarronada, rara vez se queman.
- Fototipo VI: Piel morena racial, nunca se queman y se caracterizan por sus ojos marrones/negros y su pelo moreno.