Tratamientos para el Cáncer de esófago

Una vez que se ha confirmado el diagnóstico de cáncer de esófago y se han realizado las pruebas necesarias para conocer en qué fase está la enfermedad, se debe determinar cuál es el tratamiento del cáncer de esófago más adecuado para curar la enfermedad.

tratamiento del cáncer de esófago

 

Elección del tratamiento para el cáncer de esófago

El especialista recomendará y explicará las posibilidades de tratamiento más adecuadas en cada caso.  El tratamiento del cáncer de esófago, como ocurre en la mayoría de los tumores, es un tratamiento multidisciplinar. Distintas especialidades trabajan juntas para combinar terapias y ofrecer al paciente las mayores posibilidades de curación.

Protocolo del tratamiento

En el tratamiento del cáncer de esófago se sigue un protocolo, es decir, un conjunto de normas y pautas (plan de tratamiento) que se establecen, basándose en la experiencia científica, para el tratamiento de dicho tumor.
Estos protocolos, que se emplean de forma generalizada en todos los hospitales, recogen las indicaciones o limitaciones de tratamiento en función de una serie de factores: 

  • Fase en la que se encuentra la enfermedad (TNM).
  • La localización del cáncer: el tratamiento puede variar dependiendo de si la enfermedad está localizada en el tercio superior, medio o inferior.  
  • El médico también tendrá en cuenta, si además del cáncer de esófago, existen otras enfermedades importantes concomitantes como cardiopatía isquémica, hipertensión, arteriosclerosis, edad etc.. que puedan dificultar la reaización de algún tratamiento específico.

Por tanto, el tratamiento propuesto por el especialista no va a ser el mismo en todos los pacientes, sino que se tiene que adaptar a las condiciones particulares de cada persona con esta enfermedad.
Los tratamientos más frecuentemente empleados en el cáncer de esófago son, fundamentalmente, la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia.

Cirugía para el Cáncer de esófago

El tipo de cirugía para el cáncer de esófago que se puede aplicar, varía en función del tamaño, de la localización y de la extensión de la enfermedad a ganglios y/o órganos vecinos.

Esofagectomía

La técnica más frecuente es la extirpación de parte o de la totalidad del esófago. Esta intervención se denomina esofagectomía.

El cirujano extirpa la zona del esófago en la que se encuentra el tumor con una porción de esófago sano a ambos lados. Posteriormente, se conectan la parte sana del esófago con el estómago para que el paciente pueda tragar. En ocasiones, si la zona que ha extirpado el cirujano es muy amplia y no se puede unir los extremos del esófago y el estómago, se utiliza una zona de intestino como prótesis para posibilitar la unión entre ambos.

Siempre que se realiza una esofagectomía es necesario extirpar los ganglios linfáticos a los que drena el tumor. Tanto los ganglios linfáticos como el esófago extirpado se examinan al microscopio. Esto nos ayuda a determinar en qué fase está el tumor y decidir si es necesario añadir otros tratamientos como la quimioterapia y/o la radioterapia.

Recomendaciones tras la esofagectomía

La esofagectomía, como ocurre en la mayoría de las intervenciones quirúrgicas, no está exenta de complicaciones y de efectos adversos, los cuales pueden presentarse con mayor o menor frecuencia tras la intervención.

En ocasiones, pueden suponer un problema grave para el paciente y habitualmente afectan su calidad de vida.
Cuando te despiertes de la anestesia, es normal que sientas dolor en la zona de la intervención. Generalmente, el cirujano dejará pautados fármacos que te aliviarán. Si el dolor no cede es importante que lo comentes con el personal de enfermería o con el médico cuando te visite unas horas después de la cirugía.

Hasta que la herida del esófago se cicatrice, es necesario que el paciente se mantenga hidratado y nutrido adecuadamente. Lo habitual, en estos casos, es mantener los sueros y colocar una sonda nasogástrica. Se trata de un tubo largo, fino y flexible que se introduce por la nariz hasta el estómago. Inmediatamente tras la cirugía, la sonda es útil para extraer cualquier líquido que se acumule en el estómago o intestino, evitando una sensación molesta. Posteriormente, a través de él se introducen alimentos y líquidos para alimentarte e hidratarte correctamente.

Una vez que el paciente comienza a tragar sin dificultades y es capaz de alimentarse, la sonda se retira y lentamente se instaura una alimentación normal.
Un efecto que suele ocurrir en estos tipos de intervención son las molestias durante las comidas. Esto es debido a que el estómago se desplaza hacia arriba para poder conectarlo con el esófago sano. En estos casos es recomendable hacer comidas menos abundantes pero con más frecuencia, masticar los alimentos adecuadamente y comer despacio.

Radioterapia para el cáncer de esófago

La radioterapia es el empleo de radiaciones ionizantes de alta energía para el tratamiento, local o locorregional del cáncer de esófago.

Su objetivo es destruir las células tumorales causando el menor daño posible a los tejidos sanos que rodean dicho tumor.

En la mayoría de los tumores de esófago, la radioterapia que se aplica es externa, empleando aceleradores lineales. En ocasiones, la radioterapia puede ser interna (braquiterapia intracavitaria). En estos casos se coloca un material radiactivo (isótopo) en forma de dispositivo metálico en contacto con el tumor.

La eficacia de la radioterapia  mejora cuando se combina con la quimioterapia. El uso de estos dos tratamientos juntos se conoce como quimiorradiación o quimiorradioterapia.

¿Cuándo se emplea la Radioterapia?

La radioterapia se puede emplear, generalmente en combinación con quimioterapia en distintas situaciones:

  • Cuando el tumor está localmente avanzado y no se puede operar, la radioterapia (combinada con quimioterapia) se utiliza antes del tratamiento con cirugía, como parte del tratamiento principal contra el cáncer de esófago, con el objetivo de conseguir que el tumor se reduzca y pueda ser resecable. En este caso el tratamiento de la quimioradiación es neoadyuvante.
  • El pacientes que por su estado de salud general  no pueden someterse a cirugía o en personas que no quieren someterse a cirugía.
  • Después de la cirugía (y junto con quimioterapia cuando es posible), para tratar de destruir las posibles células tumorales que hayan podido quedar en la cirugía(tratamiento adyuvante)
  • Como tratamiento paliativo que permite aliviar los síntomas  que pueda estar produciendo el  cáncer de esófago avanzado, como  dolor, sangrado o dificultades para tragar.

Técnicas de radioterapia

El avance tecnológico en radioterapia permite que los tratamientos se realicen con muy alta precisión y seguridad. El tratamiento con radioterapia del cáncer de esófago es un tratamiento complejo, especialmente debido a la proximidad de órganos sanos adyacentes al esófago, altamente sensibles a la radiación como la médula, pulmones, corazón, etc.

Las diferentes técnicas de radioterapia empleadas en el tratamiento del cáncer de esófago son:

  • Radioterapia 3D conformada: Se realiza la planificación empleando un TC (Tomografía Computerizada o scanner). Para administrar el tratamiento se utiliza aceleradores lineales.
  • Radioterapia con intensidad modulada de dosis (IMRT): Es una forma de radiación más avanzada que la radioterapia 3D que consigue reducir dosis sobre el tejido sano que rodea al tumor como son los pulmones, el corazón y la médula.
  • Radioterapia Guiada por Imagen-IGRT: Es el procedimiento más avanzado con alta tecnología que permite administrar un tratamiento de radioterapia IMRT altamente adaptado a cada paciente. Con esta técnica se consigue reducir al máximo la dosis de radiación que llega a los órganos sanos vecinos mientras que el tumor recibe la dosis prescrita. 

Existen varios sistemas para aplicación del tratamiento guiado por imagen, la ventaja de estos sistemas es la posibilidad de realizar un control del reposicionamiento diariamente para conocer la posición  exacta del tumor, de los órganos sanos y del paciente y se minimiza el riesgo de error de colocación. Los efectos secundarios derivados de este tratamiento son mínimos, por lo que la calidad de vida de la paciente, durante y tras el tratamiento son excelentes.

Braquiterapia intracavitaria

El tratamiento de braquiterapia en esta localización, se aplica  fundamentalmente con la finalidad de controlar síntomas. Se realiza en pocas sesiones (4 ó 5) y no es preciso que el paciente esté ingresado. Se coloca un tubo estrecho, largo y flexible  en el esófago por el que pasará la fuente radiactiva.

Para situarlo próximo al tumor es necesario realizar una endoscopia, que permita determinar la situación exacta del mismo. Generalmente, se emplean materiales que producen tasas de energía altas, por lo que sólo son necesarios pocos minutos para administrar la dosis, y no se hace necesario el ingreso para su aplicación. Mientras se administra es necesario que el paciente permanezca en una habitación, con paredes plomadas, preparada especialmente para tal fin.

Estará controlado, en todo momento, a través de un monitor de televisión por el personal sanitario responsable de su tratamiento.

Después de la braquiterapia

Una vez extraído el material, podrás hacer tu vida normal y en ningún caso se puede considerar que emitas radiación, por lo que tu vida familiar, social o laboral no tiene por qué cambiar.

Cánceres localmente avanzados

En cánceres localmente avanzados (por invasión del tumor o por la existencia de afectación ganglionar en las pruebas de imagen diagnósticas), es preferible realizar un tratamiento inicial (neoadyuvante) con radioquimioterapia concomitante, con el fin de reducir el tamaño de la lesión y que pueda ser operado en una segunda fase. Incluso en algunas ocasiones, si con el tratamiento de Radioterapia y Quimioterapia se consigue una respuesta completa, se puede obviar la cirugía. 

Pacientes con metástasis

Los pacientes con una metástasis única, o una recidiva local pero con buen estado general, se pueden beneficiar de un innovador tratamiento de radioterapia externa de altísima precisión como es la SBRT (Radioterapia Estereotáxica Extracraneal) Guiada por Imagen.

Con esta técnica es posible administrar una dosis alta de radiación en muy pocas sesiones controlando el movimiento de los órganos y del paciente en cada sesión.

Efectos y complicaciones de la radioterapia

La mucosa es altamente susceptible al efecto de la radiación, provocando alteraciones (mucositis) que aunque no son graves, pueden resultar molestas. Estas comienzan a apreciarse tras una o dos semanas de tratamiento. Según avanza el tratamiento van apareciendo pequeñas heridas en la mucosa (aftas), que aunque en el esófago no se ven, provocan dificultad y molestia al tragar. La afectación de la mucosa del esófago se denomina esofagitis.

Es muy frecuente que, debido a la alteración de la mucosa se produzca una infección por hongos de la misma. En el caso que esto ocurra, tu médico te recomendará el tratamiento más adecuado, solucionándose en pocos días.
A esta dificultad para tragar (disfagia) suele asociarse una sensación nauseosa y una pérdida de apetito que dificulta, aún más su alimentación.

Con la radioterapia intracavitaria los efectos secundarios son diferentes, ya que el volumen de tratamiento es menor. Se suele producir una esofagitis localizada en la zona de tratamiento que puede provocar dificultad para la deglución que puede ser fácilmente tratada por el oncólogo.

Recomendaciones

En el caso de disfagia (dificultad para tragar): 

  • Es recomendable comer despacio masticando bien los alimentos. A veces es necesario ayudarse con un poco de agua que facilite tragar los alimentos.
  • Se debe evitar alimentos sólidos como pan o carne, ya que son más difíciles de tragar. Es preferible elaborar los alimentos en puré.
  • Es importante tomar los alimentos que gusten en el momento que apetezca  sin esperar a la hora de la comida, escogiendo preferiblemente alimentos ricos en proteínas y calorías.

Quimioterapia para el cáncer de esófago

La quimioterapia para el cáncer de esófago se administra principalmente intravenosa  o se toman por vía oral.
La quimioterapia es una de las modalidades terapéuticas más empleada en el tratamiento del cáncer. Su objetivo es destruir, empleando una gran variedad de fármacos, las células que componen el tumor con el fin de lograr la reducción o desaparición de la enfermedad.

Fármacos antineoplásicos

A los fármacos empleados en este tipo de tratamiento se les denomina fármacos antineoplásicos o quimioterápicos.

Estos fármacos llegan a prácticamente todos los tejidos del organismo y ahí es donde ejercen su acción, tanto sobre las células malignas como sobre las sanas. Debido a la acción de los medicamentos sobre éstas últimas, pueden aparecer una serie de síntomas más o menos intensos y generalmente transitorios, denominados efectos secundarios.

¿Cuándo se emplea la Quimioterapia?

La quimioterapia se puede utilizar en múltiples ocasiones a lo largo de la evolución de la enfermedad y puede administrarse

Después de la cirugía con la finalidad de las células tumorales que hayan podido quedar tras la intervención (en ocasiones se asocia a radioterapia) y para las células que pudieron haber escapado del tumor del esófago dando lular a metástasis en otros órganos del cuerpo.

A esta quimioterapia se la denomina quimioterapia adyuvante. Antes de la cirugía, generalmente asociada a la radioterapia, con el fin de reducir el tamaño del tumor y facilitar la cirugía. Es la Quimiorradioterapia neoadyuvante. Cuando hay metástasis en otros órganos, la quimioterapia puede aliviar los síntomas que provoca la enfermedad.

Terapia dirigida: anticuerpos monoclonales

Un pequeño porcentaje de tumores de esófago presentan una sobreexpresión del gen Her 2 en sus células por lo que aparece un exceso de proteína llamada receptor  Her2 en la superficie de las células tumorales, lo que favorece que la célula se divida y crezca.

En la actualidad existen fármacos que actúan directamente sobre estas proteínas acoplándose  ella y bloqueando el receptor, lo que impide que la célula tumoral se divida.
Se pueden usar junto con quimioterapia o por sí solos si la quimioterapia ya no es eficaz.

Inmunoterapia para el cáncer esófago

La inmunoterapia es el uso de fármacos que favorece que el  sistema inmunitario sea capaz de destruir las células cancerosas. Esta terapia se puede utilizar en ocasiones para el cáncer de esófago.
En la actualidad estos fármacos se utilizan en el cáncer de esófago avanzado cuando no responden al tratamiento con quimioterapia sola.

Otros tratamientos

En algunas ocasiones la dificultad para tragar es total y se convierte en un síntoma que produce mucha angustia. El paciente no puede tomar alimentos sólidos ni líquidos con el consiguiente riesgo de deshidratación y desnutrición.

Colocación de stent

Consiste en colocar en la zona del estrechamiento tumoral un tubo de alambre con un diámetro muy pequeño cuando está plegado. Se introduce en el esófago empleando el endoscopio. Una vez que el tubo está situado en la zona del tumor se expande abriendo la luz del esófago.

Tratamiento con láser

El objetivo de este tratamiento es destruir parte del tumor con láser para que permita el paso de alimentos por el esófago sin dificultad.

Para ello se emplea la endoscopia. Generalmente no es necesario permanecer ingresado ya que, es un procedimiento que se realiza con sedación y dura aproximadamente 15-30 minutos. 

Para conseguir eliminar suficiente tumor, es necesario repetir el procedimiento dos o tres veces.
En alguna ocasión tras el tratamiento puede quedar una zona de molestia que mejora o desaparece con tratamiento analgésico.

Gastrostomía

En el caso de que no se pueda salvar la obstrucción en el esófago una medida para poder ser alimentado es realizar un paso artificial desde el exterior al estómago (gastrostomía). Es un procedimiento sencillo y con los materiales plásticos que hoy día existen puede ser cómodo, fácil de cuidar y permanecer estable durante mucho tiempo.