Causas del cáncer de esófago

Las causas del cáncer de esófago no están exactamente claras, se cree que se produce como consecuencia del daño que determinados factores o agentes, como el alcohol, el tabaco o el reflujo gastroesofágico producen sobre el ADN de las células del esófago, dando lugar a mutaciones o errores en las células

Estos errores hacen que las células crezcan y se dividan sin control. La acumulación de células anormales genera un tumor en el esófago que puede crecer locamente e invadir tejidos  cercanos /oy extenderse a otras partes del cuerpo.

No se conocen cambios genéticos específicos que se puedan encontrar en todos (o la mayoría) de los cánceres de esófago. El cáncer de esófago no tiende a darse entre las personas de una misma familia, y no se cree que existan mutaciones genéticas hereditarias.

Principales causas que provocan el cáncer de esófago

En la actualidad se conoce que determinados factores incrementan el riesgo de cáncer de esófago. Algunos factores tienen más probabilidad de aumentar el riesgo de adenocarcinoma del esófago y otros el riesgo de carcinoma de células escamosas del esófago.

Entre los factores que parece que poseen una relación con el cáncer de esófago destacan:

  • Edad
  • Sexo
  • Tabaco
  • Alcohol
  • Reflujo gastroesofágico
  • Esófago de Barrett
  • Ingestión de ácidos y alcális fuertes
  • Dietas inadecuadas
  • Bebidas calientes

A continuación se detallan cada uno de estos factores de riesgo del cáncer de esófago.

edad

Como en la mayoría de los tumores, a edad más avanzada mayor es el riesgo, tanto en hombres como en mujeres, de padecer cáncer de esófago, de hecho por debajo de los 50 años, es un cáncer poco frecuente (menos del 15% de los casos de cáncer de esófago).

Sexo

Los hombres presentan más riesgo de padecer este tumor que las mujeres.

Tabaco

El riesgo de cáncer de esófago aumenta  por fumar. El consumo de tabaco, independientemente de cómo se consuma (cigarrillos, cigarrillos electrónicos, puros, pipa, tabaco de mascar…) incrementa de dos a cuatro veces el riesgo de padecer cáncer de esófago. Este riesgo aumenta cuando se incrementa la cantidad de tabaco y el tiempo que fuma la persona y es mayor para el carcinoma epidermoide que para el adenocarcinoma.

El riesgo de cáncer epidermoide disminuye para las personas que dejan de fumar, pero no desaparece el riesgo de padecer adenocarcinoma.

causas del cáncer de esófago

 

Alcohol

El consumo de bebidas alcohólicas, en grandes cantidades y durante periodos largos, es un factor que aumenta la probabilidad de padecer este cáncer.

Mientras más alcohol se consuma, mayores son las probabilidades de padecer cáncer de esófago. El alcohol afecta más el riesgo del tipo de células escamosas en comparación con el riesgo de adenocarcinoma.
Este factor por sí solo, no incrementa mucho este riesgo, sin embargo, cuando se asocia al tabaquismo su efecto se potencia y el riesgo se incrementa hasta siete veces.

Enfermedad de reflujo gastroesofágico

El estómago produce normalmente un ácido fuerte y enzimas que ayudan a digerir los alimentos. En algunas personas el esfínter gastroesofágico inferior es incompetente y el  ácido des estómago pasa a la parte  inferior del esófago. 

El reflujo puede causar síntomas como acidez o dolor pero en ocasiones es asintomático. Las personas con reflujo pueden desarrollar esófago de Barrett (reemplazo de las células escamosas normales del esófago por céluas glandulares) lo que está asociado con un riesgo de adenocarcinoma de esófago.

Esófago de Barrett

Cuando el reflujo esofágico se mantiene a lo largo del tiempo se produce daño en las células escamosas del epitelio interno del esófago provocando que estas se reemplacen por células glandulares. Estas células son muy simjilares a las células que recubren el estómago y el intestino delgado, y son más resistentes al ácido del estómago. 

Las personas con esófago de Barrett tienen un riesgo mucho mayor de padecer adenocarcinoma de esófago que las personas sin esta afección. Aun así, la mayoría de las personas con esófago de Barrett no padecen cáncer de esófago.

Ingestión de ácidos y álcalis fuertes

El ejemplo más frecuente es la ingesta de lejía (hipoclorito sódico). Se trata de un blanqueador que contienen muchos limpiadores domésticos.

La ingestión de lejía suele darse con más frecuencia en niños y en la mayoría de las ocasiones es accidental. Produce una quemadura instantánea que penetra en profundidad, de ahí el riesgo de perforación esofágica que existe incluso días después de la ingestión.

En el esófago queda una cicatriz que estrecha el conducto, apareciendo una dificultad para la deglución. Sobre esa cicatriz puede llegar a desarrollarse un carcinoma de esófago. Es un efecto secundario de la quemadura, a largo plazo, incluso se ha observado hasta 40 años después de la ingestión del cáustico.

Dietas inadecuadas

Existen suficientes evidencias que sugieren que dietas pobres en frutas y verduras incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de esófago. Las razones exactas para esto no están claras, pero las frutas y las verduras o vegetales proveen un número de vitaminas y minerales que pudieran ayudar a prevenir el cáncer.

No está claro, pero parece que el consumo de mucha carne procesada podría aumentar la probabilidad de padecer cáncer de esófago. Esto puede ayudar a explicar la alta tasa de este cáncer en ciertas partes del mundo.

Bebidas calientes

Se cree que la ingestión frecuente de líquidos muy calientes podría aumentar el riesgo del tipo de cáncer de esófago de células escamosas. Se cree que es debido a lesiones repetidas de la mucosa del esófago por el calor.

Otras causas

Determinadas enfermedades benignas pueden incrementar el riesgo de padecer cáncer de esófago por mecanismos más o menos conocidos:

Generalmente, el tratamiento de estas enfermedades o el seguimiento frecuente y regular del paciente, evita la aparición del cáncer o permite el diagnóstico temprano del mismo.

Acalasia

Es un trastorno motor de la musculatura del esófago que se caracteriza por la ausencia de ondas peristálticas (movimientos que permiten que se desplacen los alimentos por el tubo digestivo).

Se ha observado que un 6% de los enfermos de acalasia desarrollan una lesión maligna en el esófago, aunque no se conoce cuál es el mecanismo por el que se incrementa dicho riesgo.

Membranas esofágicas o síndrome de Plummer-Vinson:

Son membranas finas que se desarrollan en el interior del esófago. Se presentan en personas con anemia intensa por falta de hierro y que no reciben tratamiento. La clínica fundamental es la dificultad en la deglución. Las membranas desaparecen una vez solucionada la anemia.

Aproximadamente, una de cada 10 personas con esta enfermedad padecerá cáncer de esófago (aunque se desconoce el mecanismo por el que se desarrolla el tumor maligno).

Tilosis o síndrome de Howell-Evans

Es una rara enfermedad asociada a hiperqueratosis en las palmas y plantas. Es una enfermedad hereditaria ligada al cromosoma 17.

¿Es posible evitar el cáncer de esófago?

Hoy en día no es posible evitar el cáncer de esófago, pero se puede reducir significativamente si se evitan determinados factores de riesgo

  • Tratamiento del reflujo o del esófago de Barrett: Cuando se realiza un tratamiento del reflujo, se evita la aparición del esófago de Barrett y por tanto se reduce significativamente el riesgo de padecer cáncer de esófago. A las personas que tienen un mayor riesgo de cáncer de esófago, como aquellas con esófago de Barrett, a menudo sus médicos les dan un seguimiento minucioso para determinar si hay signos de que las células que recubren el esófago se han vuelto más anormales. Si se descubre displasia (una afección precancerosa), el médico puede recomendar tratamientos para prevenir que se convierta en cáncer de esófago. Las personas que tengan un diagnóstico de esófago de Barrett es importante que realicen revisiones periódicas y mantengan el tratamiento recomendado por su médico. 
  • Evitar el consumo de tabaco y alcohol:  Cada uno de estos factores aumenta el riesgo de cáncer de esófago y es aún mayor si estos factores se suman. Evitar el consumo de tabaco y alcohol es una de las maneras más eficaces de reducir el riesgo de padecer cáncer de esófago. 
  • Alimentación y peso corporal:  Es importante consumir una dieta rica en frutas y verduras y mantener un peso saludable. La obesidad se ha asociado con el cáncer de esófago, especialmente con el tipo de adenocarcinoma.