Cáncer de vejiga

El cáncer de vejiga, en el mundo, ocupa el 9º lugar en cuanto al número de diagnósticos , teniendo en cuenta ambos sexos con 614.298 casos nuevos en 2022 según datos de Globocan. Existen diferencias geográficas marcadas, siendo los tumores de la vía urinaria mucho más frecuentes en el oeste europeo (incluida España) y América del Norte, que en Asia o Europa del este.

El cáncer de vejiga es el quinto tumor más frecuente en cuanto al número de nuevos casos diagnosticados en España en el año 2023, ya que se detectaron 17.364 casos en hombres y 4.496  en mujeres. Sin embargo, se encuentra en el 8º lugar en cuanto a mortalidad, habiendo fallecido por este motivo 4.434 personas en dicho año.

El principal tipo de cáncer de vejiga, se denomina carcinoma de células transicionales y se origina en las células que recubren el interior de la vejiga urinaria, aunque puede también aparecer en otras zonas del sistema de eliminación de la orina (uréteres y uretra).

El principal factor de riesgo es el tabaco, en cualquiera de sus presentaciones. Se han identificado sustancias cancerígenas en orina de consumidores de cigarrillos electrónicos, aunque aún su papel no es bien conocido en el cáncer de vejiga. El segundo factor de riesgo es el ocupacional (aminas aromáticas, hidrocarburos aromáticos policíclicos e hidrocarburos clorados), representando aproximadamente el 10% de todos los casos.

La prevención fundamental de este tumor pasa por suprimir el consumo de tabaco.

En la actualidad no hay campañas de detección precoz del cáncer de vejiga dirigidas a la población general.

Con frecuencia el cáncer de vejiga crece hacia el interior del órgano, formando lesiones de tipo polipoide o similares a verrugas. Cuando se encuentra en esta fase, si es posible la extirpación total de la lesión, las posibilidades de curación son mayores. Pero con el tiempo, las células pueden seguir creciendo e invadir tejidos cercanos, así como penetrar en vasos sanguíneos y linfáticos y así se puede diseminara otras zonas del cuerpo.

El desarrollo de la enfermedad dependerá del estadio en el momento del diagnóstico, del grado del tumor y de la respuesta al tratamiento.

No hay síntomas específicos de cáncer de vejiga, siendo la hematuria (presencia de sangre en orina) el síntoma de alarma más importante.

Y aunque no existe en el momento actual una prueba de cribado poblacional para la detección precoz de este tipo de cáncer, es posible realizar el diagnóstico mediante distintos métodos de diagnóstico: Citología urinaria, diagnóstico por la imagen (ecografía, TAC), siendo el más importante la cistoscopia (visualización del interior de la vejiga).

Otras pruebas diagnósticas pueden realizarse también de forma complementaria, además de la biopsia que permite confirmar el tipo de tumor.

El tratamiento implica la colaboración multidisciplinar de distintos profesionales y servicios sanitarios, ya que la mayor parte de los pacientes van a requerir la combinación de varias opciones.

Difiere de manera importante dependiendo de si el tumor ha alcanzado la capa muscular de la vejiga o no. En el caso de tumores no músculoinfiltrantes, el tratamiento es la resección transuretral (RTU) y las instilaciones intravesicales (mitomicina, BCG).

Si la cirugía consigue la extirpación total de la lesión antes de que las células hayan empezado a penetrar en las capas más profundas de la vejiga, las posibilidades de curación serán elevadas. Esto puede conseguirse a veces por medio de lo que se conoce como Resección Transuretral (RTU). Tratamientos de este tipo, que se realizan en fases precoces, al ser menos agresivos afectan menos la calidad de vida de los pacientes.

Pero cuando la enfermedad se detecta en fase de crecimiento local, si ha penetrado ya en profundidad en la vejiga, o si se encuentra en fase avanzada o diseminada, la eficacia de los tratamientos suele ser menor, y los pacientes tienen más posibilidades de ver afectada su calidad de vida.  En los tumores músculoinfiltrantes, el tratamiento es más radical: cistoprostatectomía radical con quimioterapia neoadyuvante o adyuvante, radioterapia, inmunoterapia.

En resumen, el cáncer de vejiga precisa de programas de investigación para mejorar el diagnóstico, los tratamientos, y por tanto el pronóstico y la calidad de vida del paciente. Sobre todo, en etapas avanzadas, donde la curación es más difícil, los ensayos clínicos son parte importante de la investigación sin olvidar la propia investigación básica.

La información ofrecida en este sitio no sustituye a la consulta médica, sino que pretende ser un complemento o aclaración sobre lo relacionado con el cáncer de vejiga. Si necesitas apoyo, desde la Asociación Española Contra el Cáncer, estamos a tu lado con distintos servicios y programas para pacientes de cáncer y sus allegados. Puedes llamarnos cuando nos necesites al teléfono gratuito 24 horas/365 días InfoCáncer en el 900 100 036. También puedes consultar nuestros servicios en nuestra página web: Te ayudamos.

Actualización de datos epidemiológicos en noviembre 2024.