Seguimiento y revisiones tras el cáncer de útero
Una vez finalizado el tratamiento es preciso realizar seguimiento y revisiones periódicas tras el cáncer de útero. Son necesarias para confirmar que sigues bien, para seguimiento y control de los efectos secundarios del tratamiento y para instaurar, en caso necesario, un tratamiento lo más rápidamente posible.
¿Cuál es el periodo adecuado de las revisiones?
Incluso tras el tratamiento más completo existe un riesgo de reaparición de la enfermedad.
Su diagnóstico precoz permite instaurar un nuevo tratamiento y por tanto puede ser más fácil lograr que desaparezca y mejorar los síntomas.
El riesgo de reaparición de la enfermedad disminuye con el paso del tiempo. Por ello, durante los dos o tres primeros años tras el diagnóstico es aconsejable realizar revisiones cada tres o cuatro meses.
Durante los años cuarto y quinto, las revisiones pueden espaciarse algo más y se realizan cada seis meses. A partir del quinto año, las revisiones pueden hacerse anualmente.
Tipos de pruebas
Las pruebas que habitualmente se solicitan en las revisiones periódicas, tras la realización de una exploración ginecológica minuciosa, puede incluir cualquiera de estas pruebas:
• Analítica completa: se determinan parámetros que nos indican el funcionamiento del hígado, del riñón y del resto de órganos.
• Radiografía de tórax: con ella se valora cómo están los pulmones.
• Ecografía abdominal: permite visualizar la existencia o no de lesiones en el hígado que nos hagan sospechar una metástasis.
• TAC/ RM pélvica, que permite valorar si la enfermedad ha reaparecido en la zona de la pelvis.
Recomendaciones
Es importante que refieras a tu médico, tanto en las revisiones como en cualquier otro momento, no sólo cambios relacionados con los tratamientos sino cualquier otro síntoma como pérdida de apetito o peso, aparición de dolor, cansancio, etc. El médico valorará la necesidad de realizar más pruebas.