Tratamiento del cáncer de ovario

Tratamiento de cáncer de ovario. Medicamentos para el cáncer de ovario.

El tratamiento del cáncer de ovario consiste en la combinación de cirugía con la extirpación quirúrgica de todo el tumor existente visible, seguido de quimioterapia.

En el tratamiento del cáncer de ovario participa un equipo de especialistas formado principalmente por ginecólogos-cirujanos y oncólogos médicos. El tratamiento de una paciente determinada depende de varios factores de los cuales los más importantes son el grado de extensión de la enfermedad y la situación clínica de la paciente.

El tratamiento del cáncer de ovario consiste en la extirpación quirúrgica de todo el tumor existente, visible. Lo que se conoce como Cirugía óptima. Seguido en la mayoría de las ocasiones por un tratamiento de quimioterapia. A continuación se expone con más detalle el tratamiento, desde el punto de vista teórico, dependiendo de si se trata de estadios iniciales o avanzados. Para un caso concreto se recomienda que hable con su doctor para que le explique las opciones de su caso.

Debido a las características especiales del cáncer de ovario, ante la sospecha de su existencia es obligado intervenir quirúrgicamente a la paciente para:

  • Confirmar el diagnóstico de la enfermedad.
  • Conocer cuál es el tipo de tumor y su extensión. 

Además de servir para el diagnóstico esta intervención ya supone el tratamiento quirúrgico de la enfermedad. En función de los hallazgos de la cirugía, será necesario complementar el tratamiento con quimioterapia.

Cirugía para el cáncer de ovario

La cirugía en el cáncer de ovario es la prueba diagnóstica y terapéutica más importante.

La cirugía es absolutamente necesaria para establecer el tipo de tumor, el estadio o fase en que se encuentra la enfermedad, y planificar los tratamientos que pueden aplicarse tras la cirugía.

Pasos previos a la operación del cáncer de ovario

Para llevar a cabo la cirugía del cáncer de ovario es necesario el ingreso hospitalario durante un tiempo variable de una paciente a otra.

Antes de la intervención, es preciso realizar un estudio denominado estudio preoperatorio que consiste, generalmente, en un análisis de sangre y de coagulación, un electrocardiograma y una radiografía de tórax.

Previamente a la cirugía, la paciente debe recibir toda la información sobre la técnica quirúrgica mediante la cual va a ser intervenida, qué riesgos y complicaciones conlleva la intervención, qué secuelas pueden permanecer y qué recomendaciones son las adecuadas para minimizar dichas complicaciones.

En la actualidad, la paciente debe firmar un documento, llamado consentimiento informado, donde consta por escrito toda la información aportada por el especialista. En él la paciente reconoce haber recibido y comprendido la información expuesta y acepta recibir dicho tratamiento. Por las características especiales del cáncer de ovario, en el consentimiento informado debe quedar reflejado que el tipo de intervención puede variar según los resultados que durante la cirugía se vayan obteniendo, tanto del tipo de tumor como de su extensión.

Técnica empleada

La técnica quirúrgica utilizada en los cánceres de ovario, debido a su doble objetivo (diagnóstico y terapéutico) está totalmente establecida. Se realiza la extirpación del útero (histerectomía), de los ovarios (anexectomía), del apéndice, epiplón y ganglios, se examina toda la cavidad abdominal y se toman diversas muestras para estudiarlas al microscopio.

En determinadas circunstancias el equipo médico puede valorar la realización de:
Cirugía conservadora: sólo en los casos en que la mujer es joven y desee tener hijos, y el estadio de la enfermedad es muy precoz, puede valorarse la posibilidad de realizar la extirpación de sólo el ovario donde se encuentra la tumoración.

Cirugía citorreductora: se denomina así a la cirugía que se realiza cuando la enfermedad está en estadios avanzados. El objetivo es eliminar todo el tejido tumoral que se pueda extirpar. Este tipo de cirugía suele complementarse con quimioterapia para reducir los restos de tumor que hayan podido quedar. Por último se realiza una nueva cirugía (second-look), para ver la respuesta del tumor al tratamiento.

Recomendaciones del tratamiento de cirugía

Cuando el cirujano te recomiende alguna de estas técnicas, seguramente te explicará con profundidad los detalles de la misma. Este es un buen momento para que preguntes y expreses todas sus dudas. Disponer de la suficiente información evita la aparición de temores infundados.

Efectos secundarios de la cirugía para el cáncer de ovario

La cirugía del cáncer de ovario es compleja y como ocurre en este tipo de intervenciones quirúrgicas no está exenta de complicaciones y de efectos adversos, que pueden presentarse con mayor o menor frecuencia tras la intervención. Es una operación importante y altera la calidad de vida de la paciente.
Cuando te despiertes de la anestesia, es normal que sientas dolor en la zona de la intervención. Generalmente, el cirujano deja pautados fármacos que te aliviarán. Si el dolor no cede es importante que lo comentes con el personal de enfermería o con el médico cuando te visite unas horas después de la cirugía. El dolor, en este caso, no indica problemas de recuperación sino simplemente que hay una herida.

¿Qué cuidados hay que tener?

Esta requerirá una serie de cuidados que son similares a los de cualquier cicatriz producida por otra causa. Mientras no se hayan retirado los puntos, el cuidado y limpieza de la misma, correrá a cargo del personal sanitario del hospital o del centro de salud. Una vez retirados, es aconsejable mantener una higiene similar a la del resto del cuerpo: lavado con agua y jabón.
Tras la operación la paciente debe mantenerse hidratada y nutrida correctamente, para lo que se utilizan sueros. Generalmente se coloca a la paciente una sonda nasogástrica. Se trata de un tubo largo, fino y flexible que se introduce por la nariz hasta el estómago con el objetivo de extraer cualquier líquido que se acumule en el estómago o intestino, evitando una sensación molesta a la paciente. Habitualmente, esta sonda se retira pasadas 24 - 48 horas tras la intervención, ya que en la mayoría de los casos, pasado este tiempo la paciente comienza a tomar pequeños sorbos de líquidos, para poco a poco introducir una alimentación normal.
Es aconsejable que la paciente comience a moverse y a caminar pronto, una vez que el dolor de la herida quirúrgica sea tolerable y le permita levantarse, de tal forma que disminuyan los efectos secundarios por inmovilización.
Tras la intervención se recomienda no hacer esfuerzos físicos importantes como levantar peso, deportes de contacto o que supongan una sobrecarga muscular de la zona.
Una parte importante en la recuperación de la intervención es el reinicio de la actividad sexual. Generalmente, son necesarias 6-7 semanas para que cicatrice por completo la herida del fondo de la vagina, aunque algunas mujeres pueden requerir más tiempo. Es importante que este tema lo hables con tu ginecólogo y le preguntes todas las dudas que te puedan surgir.

Quimioterapia para el cáncer de ovario

La quimioterapia en el cáncer de ovario es un tratamiento complementario a la cirugía. Se utiliza tanto en estadios tempranos como cuando la enfermedad está avanzada.

Únicamente cuando la enfermedad afecta sólo a la estructura de los ovarios (estadio I) y las células son muy similares a las normales (G1), puede no estar recomendada su utilización. La quimioterapia adyuvante es aquella que se administra después de la cirugía para, portencialmente, eliminar cualquier resto de enfermedad tumoral que exista. Generalmente consiste en carboplatino administrado con paclitaxel intravenoso. La mayoría de estos fármacos se administran cada 3 semanas.

En los casos en que no es posible mediante la cirugía extirpar todo el tumor, la recomendación terapéutica es la aplicación de quimioterapia como primer tratamiento. Si la respuesta es positiva tras unos ciclos, es decir hay una disminución del tumor, se realiza una cirugía de citorredución secundaria a la quimioterapia. En estos casos, se puede hablar de quimioterapia neoadyuvante es la quimioterapia que se administra antes de la cirugía. Generalmente se inicia después de una biopsia y se administra durante 3 a 4 ciclos. Este tratamiento generalmente consiste en carboplatino administrado de forma intravenosa con paclitaxel o docetaxel. El ciclo del tratamiento típico consiste en administrar estos fármacos cada 3 semanas.
Otro enfoque se denomina quimioterapia “de dosis densa”. Esto significa que los fármacos se administran semanalmente en lugar de cada 3 semanas. Algunos estudios muestran que el uso de paclitaxel de dosis densa con carboplatino puede ayudar a las mujeres a vivir más tiempo en comparación con la administración de fármacos cada 3 semanas. 
Una tercera forma de administrar quimioterapia adyuvante consiste en infundirla directamente en el abdomen. Esto se denomina quimioterapia intraperitoneal o “IP”

La quimioterapia es una de las modalidades terapéuticas más empleada en el tratamiento del cáncer. Su objetivo es destruir, empleando una gran variedad de fármacos, las células que componen el tumor con el fin de lograr la reducción o desaparición de la enfermedad.

Administración de la quimioterapia

Antes de iniciar el tratamiento, es necesario valorar mediante un análisis de sangre y de orina, si los niveles de glóbulos rojos y de leucocitos son normales y cómo funcionan sus riñones, ya que las dosis de los fármacos dependerán de estos resultados.

Generalmente, para el tratamiento del cáncer de ovario se emplea la combinación de dos o más fármacos. Lo más frecuente es que se administren por vía intravenosa, es decir a través de una vena.

La quimioterapia se administra en forma de ciclos, alternando periodos de tratamiento con periodos de descanso. En la mayoría de las ocasiones es necesario el ingreso, ya que la infusión de los fármacos suele durar varios días.

Durante las semanas de descanso, puedes estar en tu domicilio y llevar una vida normal. Antes de iniciar un nuevo ciclo es necesario realizar un control de sangre y orina para asegurarse de que la quimioterapia no está dañando los riñones o alterando los niveles de hematíes y leucocitos de la sangre.

Si esto fuera así, sería necesario retrasar la administración del siguiente ciclo de quimioterapia hasta que se haya recuperado la función renal y los valores de la sangre.


En ocasiones, para evitar pinchar repetidamente una vena se emplea un tubo muy fino, largo y flexible, llamado catéter por donde se administran los fármacos. El catéter se introduce en una vena de grueso calibre y permanece, sin ser retirado, durante todo el tratamiento. Con frecuencia está unido a un porta-cath (disco redondo de plástico o metal que se introduce bajo la piel), siendo en este caso por donde se realiza la infusión de la quimioterapia.


Es posible que pienses que llevar colocado un catéter o un porta-cath, puede resultarte molesto, sin embargo lo más habitual es que no provoque ningún tipo de dolor o sensación desagradable. De todas formas, ante cualquier síntoma relacionado con ello, no dudes en comentarlo con tu oncólogo.

Quimioterapia intraperitoneal

Aunque no es una técnica muy habitual, en algunos casos de cáncer de ovario se utiliza la quimioterapia intraperitoneal. Consiste en la administración directa de fármacos antineoplásicos en la cavidad peritoneal. El objetivo es conseguir concentraciones elevadas de estos fármacos en la cavidad abdominal donde se encuentra el tumor, intensificando su acción.

La primera dosis se administra durante la cirugía continuando después durante unos días. Para ello, durante la intervención quirúrgica se coloca un sistema de tubos en el abdomen, de manera que por unos se introducen los fármacos de forma líquida y por otros se extraen, una vez que han bañado toda la superficie del peritoneo.

Efectos secundarios de la quimioterapia

Es importante que sepas que no tienen por qué aparecer todos los síntomas descritos, es más, no siempre aparecen efectos secundarios o cuando surgen son la mayor parte de las veces tolerables.

  • Naúseas y vómitos
  • Alteraciones en la percepción del sabor de los alimentos 
  • Alteraciones de la mucosa de la boca 
  • Alteraciones de la médula ósea

Otros medicamentos para el cáncer de ovario

En los últimos años se han producido novedades terapéuticas en el manejo del cáncer de ovario. Estas novedades incluyen la llegada de nuevos fármacos como antiangiogénicos o los nuevos inhibidores del PARP.

Fármacos antiangiogénicos. Bloquean la acción de una proteína llamada factor de crecimiento endotelial vascular y han demostrado aumentar las respuestas al tratamiento y retrasar el empeoramiento de la enfermedad. El bevacizumab, un anticuerpo que se une al VEGF y evita que se active, ha demostrado ser efectivo para el cáncer de ovario. Actualmente está aprobado para su uso en combinación con ciertos fármacos quimioterapéuticos como terapia de mantenimiento.

Inhibidores del PARP. Bloquean una enzima implicada en la reparación del ADN dañado. Al bloquear esta enzima, es menos probable que el ADN pueda repararse, conllevando a la muerte de las células. Los genes BRCA (BRCA1 y BRCA2) se encuentran normalmente involucrados en la reparación del ADN y una mutación de estos genes interferirá con esta función especializada. Los inhibidores de PARP dificultan el crecimiento y la división para las células que, de otro modo, tienen una mutación de BRCA. Actualmente niraparib, olaparib y rucaparib son inhibidores de PARP que han demostrado eficacia en mujeres con cáncer de ovario, de trompas de Falopio o con carcinoma peritoneal en diferentes situaciones clínicas. Consulte con su médico si usted es candidata o no a ser tratada con alguno de estos medicamentos.