Seguimiento tras el Cáncer de Hígado
El seguimiento del cáncer de hígado debe ser realizado por los especialistas con la periodicidad y pruebas que estimen oportunas en función de cada paciente. Una vez que se alcanza la remisión de la enfermedad, un aspecto muy importante es la realización de un seguimiento adecuado.
En las consultas se le harán preguntas dirigidas a conocer si hay algún síntoma, así como realizar las pruebas complementarias que se estimen necesarias. Esto dependerá de las características del tumor, del paciente y de los tratamientos efectuados.
¿Qué cuidados hay que seguir tras el cáncer de hígado?
Si has sido sometido a una intervención quirúrgica, seguirás las revisiones que te indiquen según el tipo de intervención realizada. El seguimiento con analíticas y pruebas radiológicas será más exhaustivo en los primeros dos años, pudiendo ser incluso trimestral en ese periodo de tiempo.
Si se ha efectuado un trasplante renal, los cuidados incluyen también los del propio trasplante, para evitar el rechazo del mismo. Por eso, llevarán un tratamiento específico.
También puede que precises tratamiento antiviral en pacientes con hepatitis B y C que lo requieran.
¿Hay que seguir una dieta especial tras el cáncer de hígado?
La dieta a seguir se adaptará a las circunstancias de cada paciente, su situación clínica, intervenciones efectuadas, etc.
No hay evidencia firme en la actualidad que indique que haya medidas higiénico-dietéticas eficaces para evitar la recurrencia del cáncer hepático. Es decir, no hay ningún alimento, nutriente, producto, etc. que, por sí solo, evite la aparición del cáncer.
Tampoco hay evidencia científica actual sobre que ciertos complementos “naturales” puedan disminuir el riesgo de cáncer de hígado. Cualquier modificación de los hábitos y, por supuesto, cualquier producto que se vaya a ingerir, por muy natural que parezca, debe ser consultado antes con el oncólogo, ya que no todos están exentos de posibles efectos secundarios, contraindicaciones e interacciones con distintos fármacos.
El tratamiento para la hepatitis B o la hepatitis C puede ayudar a disminuir el daño hepático relacionado con la aparición del cáncer de hígado. Seguir unos hábitos saludables (alimentación adecuada, actividad física adaptada a las características del paciente, evitar el sobrepeso y la obesidad), son medidas que pueden tener efectos favorables en la salud general del individuo, así como pueden ayudar a disminuir el riesgo de otras enfermedades.
No fumar y no consumir alcohol son unas buenas medidas para disminuir estos factores de riesgo, ya que ambos se relacionan con el cáncer de hígado entre otras patologías. Además, se trata de medidas de hábitos saludables que son importantes para mantener un buen estado de salud y disminuir el riesgo de otras enfermedades.
Pruebas para detectar una recaída del cáncer de hígado
Los oncólogos prescribirán las pruebas complementarias que estimen necesarias para comprobar que el tumor sigue controlado, no hay recidiva o recaída (no ha vuelto a aparecer) y controlar los posibles efectos secundarios de los tratamientos). Pueden incluir análisis de sangre, con alfafetoproteína (AFP), pruebas de función hepática, pruebas de diagnóstico por la imagen (ecografía, TAC, RMN).