- Los cambios en tu imagen (pérdida del cabello, aumento de peso, cicatrices, secuelas de la cirugía...) Dado el valor que atribuimos en nuestra sociedad a la imagen externa, puedes sentirte a disgusto con tu nueva imagen y menos atractivo.
- Además, durante el periodo de tratamiento es posible que en algunos momentos no estés al 100% de tus posibilidades y no puedas desarrollar todas tus responsabilidades en casa o en el trabajo.
- Algunos pacientes tras el diagnóstico y tratamientos no pueden tener hijos o no es recomendable que lo hagan.
La presencia de alguna de estas consecuencias indeseadas puede hacer que te sientas menos valioso, menos útil o menos atractivo. Esto genera sentimientos de inseguridad y puede provocar aislamiento, reducir las relaciones sociales, alejamiento de la pareja y de los demás, y en general, puede limitar tu actividad diaria.
Si éste es tu caso, piensa que es normal, es algo que les ocurre a muchas personas en tu misma situación. Pero no olvides que la autoestima es algo que podemos trabajar y "reconstruir". Pregúntate:
- ¿En qué me baso para pensar que “no sirvo para nada”?
- ¿ En qué sigo siendo útil para mi familia (o en mi trabajo, en mi casa, para mis amistades…)?
- ¿Cómo puedes compensar las posibles limitaciones?
- ¿Es necesario continuar haciendo todo lo que hacía hasta ahora?
- ¿Puedo priorizar algunas tareas o responsabilidades frente a otras?
- ¿Qué mérito tiene el esfuerzo que estoy realizando para superar la enfermedad?
- ¿Qué motivos tengo para sentirme orgulloso de mí mismo?
- ¿Estoy siendo mucho más duro o exigente conmigo mismo que con los demás?
- ¿Merece la pena pensar sólo en las limitaciones o pérdidas o es más útil buscar la manera de solucionar o compensar lo que sea posible?
Mejorando mi autoestima
Te indicamos algunas sugerencias para mejorar tu autoestima:
- Disminuye tu nivel de exigencia contigo mismo. Aunque ya hayas finalizado los tratamientos, tu cuerpo ha cambiado y debes darle tiempo para que se recupere.
- Aunque es posible que haya algunas cosas que no puedas hacer como antes, piensa en todo lo que todavía puedes hacer.
- Toma un papel activo en tu enfermedad, no dejes de hacer cosas que puedes seguir haciendo.
- Reflexiona acerca de todo lo que te ha podido aportar a nivel humano esta dura experiencia, si acaso te ha fortalecido y te ha ayudado a mejorar.
- Piensa en pequeñas cosas que puedes ir haciendo ya, aunque aún estés en tratamiento, para sentirte útil. Por ejemplo, los hijos a veces necesitan que se les preste atención, se les pregunte y escuche, y esto no requiere estar al 100% físicamente.
- Piensa en todo lo que puedes hacer para mejorar tu imagen, te sentirás más guapo y más seguro.
- Recuerda que tú eres mucho más que una imagen física, un brazo o el pecho. Aunque tu imagen forme parte de ti, tú eres mucho más.
- Recuerda todo el esfuerzo que tú has hecho hasta ahora. Muchos pacientes se convierten en un ejemplo para los demás.