Desconocen cómo se pueden sentir, o cómo sobrellevar mejor determinados síntomas que pueden aparecer mientras dure el tratamiento.
En este apartado te ofrecemos información sobre la mayoría de los efectos secundarios que pueden aparecer durante el tratamiento, así como una serie de recomendaciones que te ayudarán a sobrellevarlos y reducirlos.
Es importante que sepas que no tienen por qué aparecer todos los síntomas descritos. Es más, no siempre aparecen efectos secundarios o cuando surgen son, en la mayoría de los casos, tolerables.
Además, en la actualidad existe un número importante de medicamentos que te permitirá llevar una vida normal o prácticamente normal mientras recibes el tratamiento.
En ocasiones, algunos pacientes asocian los síntomas que provoca el tratamiento con un empeoramiento de la enfermedad. En la mayoría de los casos esto no es correcto, es decir, el tumor puede evolucionar favorablemente y los síntomas desaparecerán cuando finalice el tratamiento.
¿Por qué se producen los efectos secundarios?
La mayoría de los fármacos que se emplean en el tratamiento quimioterápico están diseñados para poder destruir las células mientras se dividen. Cuanto más rápido se dividen, más sensibles son al tratamiento.
Generalmente, las células tumorales se multiplican rápidamente, por lo que se ven fácilmente afectadas por estos fármacos citotóxicos que las dañan y destruyen.
Sin embargo, en el organismo existen células sanas que, normalmente, se multiplican a gran velocidad, como pueden ser las del tubo digestivo, de los folículos pilosos (lugar de nacimiento del pelo) o de la médula ósea (donde se forman las células de la sangre), que también se ven afectadas por la quimioterapia. La destrucción de las mismas desencadena los efectos secundarios más frecuentes del tratamiento, como son náuseas y vómitos, pérdida de apetito, caída del cabello (alopecia), cansancio y propensión a las infecciones.
Otros órganos que pueden verse afectados por el tratamiento quimioterápico, aunque con menos frecuencia, son el riñón, corazón, pulmón, piel, vejiga y sistema nervioso.
Antes de iniciar el tratamiento, puedes comentar con tu oncólogo qué efectos secundarios pueden aparecer con el tipo de quimioterapia que te vaya a administrar. Si ya has comenzado con los ciclos, no dudes en indicarle cualquier síntoma que aprecies, de forma que pueda añadirte el tratamiento más indicado para que éste desaparezca o se haga más tolerable.
¿Cuándo aparecen y cuánto tiempo suelen durar?
Cuando los efectos secundarios de la quimioterapia aparecen, lo suelen hacer desde unas horas hasta varias semanas después de la administración de los fármacos. Recuerda, sin embargo, que la mayoría de los síntomas desagradables desaparecen rápidamente tras finalizar la quimioterapia y, la mayoría de las veces, sin dejar secuelas.
Efectos secundarios más frecuentes de la quimioterapia
La falta de apetito, inflamación de la boca, alteración del gusto de los alimentos, náuseas, vómitos o diarreas pueden tener un efecto negativo importante en la nutrición y en el estado general del paciente.
Mantener una alimentación adecuada durante el tratamiento puede serte de gran ayuda, ya que te permitirá estar más fuerte para tolerar mejor el tratamiento y los efectos secundarios. Por esta razón, es conveniente que informes a tu oncólogo en el momento que comiencen a aparecer los síntomas.
- Náuseas y vómitos
Las náuseas y los vómitos, además de ser los efectos secundarios más frecuentes de la quimioterapia, suelen ser los más temidos.
Pueden aparecer tempranamente (1 ó 2 horas después de la administración) o tardíamente (24 horas o más después del ciclo). Generalmente desaparecen en unos pocos días.
Tu oncólogo conoce que fármacos son los que con mayor frecuencia provocan estos síntomas. Si el tratamiento que va a administrarte incluye alguno de ellos, indicará que se te administre antes de la quimioterapia un tratamiento con algún fármaco antiemético (medicamento cuya finalidad es hacer disminuir o desaparecer las náuseas y vómitos). Habitualmente, también se recomienda que durante varios días se tome un antiemético por vía oral.
Personas que han experimentado náuseas y vómitos después de la última quimioterapia, y que además tienen un alto nivel de ansiedad, pueden presentar vómitos anticipatorios. Este cuadro aparece por asociación de estímulos del ambiente, distintos a la quimioterapia, con la propia quimioterapia. Por ejemplo, se asocia el olor del hospital a la quimioterapia, por lo que cuando se accede al centro sanitario se desencadenan los vómitos.
Para el tratamiento de los vómitos anticipatorios también puede ser de utilidad emplear ansiolíticos y técnicas de relajación que ayuden a reducir el nivel general de ansiedad.
Si aparecen los síntomas anteriormente descritos, o sientes cierto malestar, además de informar a tu médico, puedes poner en práctica alguna de estas recomendaciones:
- Reparte la comida en pequeñas cantidades (5-6 veces al día).
- Evita olores desagradables. Es preferible que en los días posteriores al tratamiento otra persona se encargue de preparar las comidas.
- Es aconsejable tomar las comidas a temperatura ambiente o frescas, ya que las calientes pueden favorecer la aparición de náuseas.
- Come despacio, masticando bien los alimentos.
- Evita comidas ricas en grasas (frituras, salsas, quesos grasos, leche entera, etc.), ya que dificultan la digestión.
- Descansa después de cada comida, preferiblemente sentado, al menos durante una hora.
- No olvides tomar la medicación que te haya recetado el médico.
- No comas nada al menos durante 2 horas antes de acudir al hospital para recibir la quimioterapia.
En algunas personas, las naúseas y los vómitos pueden tener un componente psicológico. Puede ocurrir, por ejemplo, que presenten éstos síntomas antes de empezar a recibir tratamiento (al llegar al edificio del hospital o al percibir determinados olores...). Esto se explica en virtud de un mecanismo psicológico por el que asociamos respuestas fisiológicas a determinadas situaciones.
En éstos casos, las técnicas de relajación y exposición han demostrado ser útiles. Si no eres capaz de manejar y controlar tu ansiedad y las reacciones de naúseas y vómitos por tí mismo, puedes pedir ayuda a un psicólogo especializado.
- Diarrea
Cuando la quimioterapia afecta a las células que recubren el intestino, el funcionamiento del mismo se puede ver alterado. Como consecuencia, el intestino pierde la capacidad de absorber el agua y los distintos nutrientes, dando lugar a una diarrea.
Tu médico te indicará qué medicación puedes tomar y cómo hacerlo, para prevenir la aparición de diarrea o interrumpirla lo antes posible.
En ocasiones, esta diarrea puede ser importante tanto por su duración como por el número de deposiciones al día. En esos casos, para evitar la deshidratación, es preciso contactar con el médico para que prescriba el tratamiento más adecuado.
Además del tratamiento te puede resultar útil seguir estos consejos:
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En las primeras horas tras el inicio de la diarrea es preferible que realices una dieta absoluta, de tal forma que el intestino descanse.
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Pasadas 2-3 horas comienza a ingerir lentamente líquidos, preferiblemente tomados en pequeños sorbos cada 5-10 minutos, a lo largo del día.
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Evita tomar lácteos y derivados.
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Cuando la diarrea comience a mejorar, puedes ingerir alimentos en pequeñas cantidades, desgrasados y fáciles de digerir (arroz o pescado hervido, manzana asada, etc.).
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Prepara los alimentos cocidos o a la plancha.
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Evita comidas con mucha fibra (fruta, verduras, hortalizas o cereales integrales).
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Elimina de la dieta las bebidas irritantes como café o bebidas alcohólicas.
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Evita alimentos que produzcan flatulencia como legumbres, espinacas, repollo, coliflor y otros.
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No olvides informar a tu médico cuanto antes.
- Estreñimiento
Algunos fármacos pueden disminuir los movimientos intestinales favoreciendo la absorción del líquido de las heces, por lo que éstas se vuelven secas y duras, dando como resultado un cuadro de estreñimiento. Éste puede verse incrementado por los cambios en la alimentación y la disminución de la actividad física como consecuencia del malestar provocado por la quimioterapia.
Es importante que trates de modificar tu alimentación e incrementar la actividad física para favorecer el tránsito intestinal.
Los siguientes consejos pueden servirte para aliviar el estreñimiento:
- Toma alimentos ricos en fibra como pan o arroz integral, frutas, verduras, frutos secos, etc... ya que favorecen el tránsito intestinal.
- Las legumbres son alimentos muy ricos en fibra. Es aconsejable que las tomes varias veces a la semana.
- Bebe líquidos abundantes a lo largo del día.
- Ten un horario fijo para ir al cuarto de baño. No ignores la necesidad de evacuar tu intestino.
- No olvides consultar con tu médico antes de tomar por tu cuenta cualquier laxante.
- Haz ejercicio suave todos los días. El más adecuado es caminar.
- Alteraciones en la percepción del sabor de los alimentos
La alteración del gusto durante el tratamiento con quimioterapia es un efecto secundario bastante frecuente.
Se suele producir por daño directo de las papilas gustativas situadas en la lengua y el paladar. Los pacientes perciben una disminución en el sabor de determinadas comidas o un gusto metálico o amargo de las mismas, sobre todo con los alimentos ricos en proteínas como la carne y pescado.
En general, este síntoma desaparece semanas después de finalizar el tratamiento.
Una modificación del gusto puede favorecer que el paciente deje de disfrutar de la comida o que ésta incluso pueda resultarle desagradable, contribuyendo a la falta de apetito y pérdida de peso.
Si éste es tu caso, es aconsejable que modifiques determinadas costumbres a la hora de preparar la comida.
Te pueden resultar útiles los siguientes consejos:
- Prepara comidas con buen aspecto y olor agradable.
- Realiza enjuagues antes de comer.
- Sustituye los cubiertos habituales por unos de plástico en el caso de que tengas sabor metálico.
- Utiliza especias o condimentos suaves en la preparación de las comidas.
- Alteraciones en la mucosa de la boca
Las células de las mucosas se dividen de forma rápida, por lo que éstas son muy sensibles a los efectos de la quimioterapia, pudiendo aparecer alteraciones en la mucosa oral y del tubo digestivo superior en más de la mitad de los pacientes sometidos a quimioterapia.
La alteración más frecuente de la mucosa de la boca durante el tratamiento es la mucositis. Consiste en una inflamación de la misma acompañada de llagas o úlceras dolorosas, que en ocasiones pueden sangrar y sobreinfectarse.
Suele aparecer de 7 a 10 días después de iniciar la quimioterapia y generalmente, si no existe infección, mejora al cabo de 1 a 2 semanas.
La boca es una zona del cuerpo con un nivel elevado de bacterias y hongos. Cuando la mucosa está alterada y se destruye, como ocurre en la mucositis, se infecta con facilidad dificultando su curación y favoreciendo el paso de bacterias a la sangre, pudiendo provocar infecciones, sobre todo si el paciente tiene las defensas disminuidas.
Tu médico te indicará qué medicación es aconsejable si aparece una mucositis. Existen líquidos anestésicos, que se proporcionan en el Hospital de Día, que te ayudarán a paliar el dolor. Muchas veces es aconsejable utilizar también fármacos antifúngicos (que evitan el crecimiento de los hongos).
Algunos consejos útiles pueden ser:
- Antes de iniciar el tratamiento:
- Realiza una adecuada higiene bucal.
- Consulta con el dentista varias semanas antes de iniciar el tratamiento, para que valore el estado de la boca y pueda realizar los tratamientos oportunos (limpieza de la misma, empaste de piezas cariadas, tratamiento de abscesos, etc.).
- Durante el tratamiento: Es fundamental mantener una buena higiene bucal y dental para reducir el riesgo de complicaciones:
- Utiliza un cepillo con cerdas suaves (preferiblemente infantil) para evitar lesionar las encías.
- Cepíllate los dientes después de cada comida (incluido almuerzo y merienda).
- No utilices colutorios que contengan alcohol y puedan irritar la mucosa.
- Utiliza pasta de dientes suave.
- Utiliza el hilo dental para limpiar la placa entre los dientes.
- No fumes ni consumas bebidas irritantes como alcohol o café.
- Si tienes dentadura postiza evita su uso continuado, ya que podría dañar más la mucosa.
- Empléala sólo en los casos necesarios (para comer o salir a la calle).
- Si aparece la mucositis:
- Extrema aún más la limpieza de la boca (cada 4 horas).
- Realiza enjuagues con agua de bicarbonato o de manzanilla.
- Toma alimentos blandos o triturados, preferiblemente fríos o a temperatura ambiente.
- El médico añadirá, si es preciso, anestésicos locales y tratamiento para evitar la infección por hongos.
- No utilices dentadura postiza salvo para circunstancias imprescindibles como comer.
Alteraciones de la médula ósea
La médula ósea se encuentra situada en el interior de determinados huesos y se encarga de producir las células de la sangre como los glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas.
Estas células se dividen rápidamente, lo que las hace muy sensibles al efecto de la quimioterapia. Generalmente se produce un descenso más o menos importante en la producción de cada una de ellas, lo que explicaría alguno de los síntomas siguientes:
- Descenso de los glóbulos rojos
La función principal de los glóbulos rojos es transportar el oxígeno desde los pulmones al resto del organismo. Cuando en la sangre hay pocos glóbulos rojos, los distintos órganos no obtienen el oxígeno suficiente para funcionar correctamente.
A esta situación se le denomina anemia y se acompaña de múltiples síntomas:
- Debilidad.
- Cansancio.
- Sensación de falta de aire ante pequeños esfuerzos.
- Palpitaciones (aumento de la frecuencia cardiaca).
- Mareos.
- Palidez de la piel y de las mucosas.
Aunque tu médico solicitará análisis de sangre periódicamente, es importante que, ante la aparición de alguno de los síntomas descritos, se lo comuniques inmediatamente para el diagnóstico y tratamiento adecuado, como una transfusión de sangre o concentrado de hematíes o fármacos estimuladores de la producción de glóbulos rojos (eritropoyetinas).
Aunque la anemia puede ser un efecto secundario de la quimioterapia, que aparece independientemente del estilo de vida, alguna de estas recomendaciones puede servirte de ayuda para sentirte mejor:
- Descansa todo lo que necesites. Duerme por lo menos 8 horas por la noche y duerme la siesta.
- No hagas esfuerzos. Ahora no es el momento de demostrar que puedes con todo.
- Limita tus actividades. Haz sólo lo que sea más importante para ti.
- Toma una dieta sana y equilibrada.
Recuerda que el cansancio es debido a la anemia, no a que la enfermedad evolucione desfavorablemente.
- Descenso de los leucocitos
Los leucocitos son las células que nos defienden de los microorganismos capaces de provocar una infección, más o menos grave, en el organismo.
Con frecuencia, la quimioterapia disminuye el número de leucocitos en la sangre provocando una inmunodepresión. Cuando un paciente está inmunodeprimido tiene riesgo de padecer una infección, generalmente más grave que en el caso de una persona con las defensas normales.
Tu médico te hará análisis de sangre con frecuencia, en los que incluirá un recuento del número de leucocitos. Si éste está por debajo de un valor concreto, probablemente el oncólogo retrasará el siguiente ciclo de quimioterapia o disminuirá las dosis de los fármacos hasta que alcance valores normales.
Actualmente existen una serie de fármacos denominados factores estimulantes de colonias, que pueden prevenir la disminución de los leucocitos y evitar retrasos en las administraciones.
Durante este periodo de inmunosupresión es importante que extremes los hábitos higiénicos y tomes una serie de precauciones con el fin de disminuir el riesgo de infección:
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- Evita el contacto con personas que pudieran tener algún tipo de infección (gripe, catarro, varicela…).
- Antes de ponerte cualquier vacuna, comenta a tu médico que estás en tratamiento con quimioterapia, ya que la administración de algunas vacunas con las defensas disminuidas puede causarte una infección seria.
- Asimismo, evita el contacto con personas, incluido niños, que hayan recibido vacunas con virus vivo atenuado (por ejemplo, gripe, polio, rubeola, sarampión…).
- Procura tomar medidas para evitar lesiones en la piel, ya que pueden ser un punto de entrada de bacterias:
- Hidrata bien la piel diariamente.
- Evita cortar las cutículas.
- Utiliza guantes cuando estés preparando la comida (pueden protegerte frente a quemaduras y cortes).
- Si tienes alguna herida en la piel, lávala con agua y jabón y añade antiséptico.
- Lávate las manos frecuentemente.
- Mantén una buena higiene bucal.
- Descenso de las plaquetas
Las plaquetas son células producidas por la médula ósea que poseen un papel muy importante en la coagulación de la sangre. Se encargan de realizar un taponamiento (coágulo) y evitar la hemorragia en caso de una herida.
Cuando la quimioterapia afecta a la médula ósea, el número total de plaquetas puede descender, por lo que aumenta el riesgo de hemorragia incluso ante mínimos traumatismos. De hecho, se pueden observar hematomas que han surgido espontáneamente.
Es importante adoptar una serie de precauciones para evitar posibles hemorragias:
- Evita golpes, traumatismos o cortes cuando realices actividades habituales:
- Ten precaución cuando manejes tijeras, cuchillos o cualquier otro utensilio cortante.
- Procura no quemarte con la plancha o mientras cocinas.
- Procura evitar deportes de contacto o de riesgo.
- El cepillado de los dientes ha de ser suave.
- Acude a tu médico si aparece un punteado rojo en la piel (petequias), hematomas sin traumatismo previo, sangre en orina, sangrado de encías, etc.
Alteraciones en el cabello, piel y uñas
Caída del cabello
La caída del cabello, también llamada alopecia, es un efecto secundario frecuente del tratamiento quimioterápico. Se produce por la acción de los distintos fármacos sobre el folículo piloso provocando una destrucción del mismo y, por tanto, la pérdida del pelo.
Es un efecto secundario que no aparece siempre, ya que depende fundamentalmente del tipo de medicamento empleado. Asimismo, existe la posibilidad de que la caída de pelo sea generalizada, es decir, que además de afectar al cuero cabelludo, también lo haga a otras partes del cuerpo como pueden ser axilas, brazos, piernas, cejas, pestañas, etc.
La alopecia secundaria al tratamiento con quimioterapia es reversible siempre, aunque el cabello puede crecer con características diferentes a las originales (color, textura, etc.).
En el caso de que tu oncólogo te indique que hay posibilidad de que desarrolles una alopecia, puedes seguir las siguientes recomendaciones:
- Antes de la caída del cabello El cabello no tiene por qué caerse durante el primer ciclo de quimioterapia, sino que puede hacerlo tras varios ciclos.
- Emplea siempre champú suave.
- Utiliza habitualmente crema suavizante para el cabello.
- Seca el pelo al aire o con un secador a baja temperatura.
- No emplees cepillos para acondicionar el cabello mientras se seca.
- No te tiñas el pelo o te hagas permanentes.
- Puedes cortarte el pelo antes de que comience a caer, así evitarás el posible impacto que pudiera causarte que el pelo se caiga “a mechones”.
- Una vez que se ha producido la caída del cabello:
- Recuerda que la piel del cuero cabelludo ya no está protegida del sol, por lo que debes cubrirla cuando salgas a la calle o te expongas directamente al mismo. Para ello, puedes utilizar un sombrero, un pañuelo, una gorra o crema protectora.
- Si lo deseas puedes utilizar pelucas. Las hay sintéticas o de pelo natural, postizas o permanentes y las puedes encontrar en ortopedias y establecimientos especializados.
Es posible que la caída del pelo sea una de tus preocupaciones principales. Es normal, puesto que la imagen es importante para sentirse bien consigo mismo. Si no estás a gusto con tu imagen, puedes sentirte inseguro y tender a aislarte, lo que puede hacer que te sientas peor anímicamente. Además, la pérdida del cabello puede hacer que tengas aún más presente la enfermedad.
También es posible que la caída del pelo te preocupe ya que los demás pueden saber que tienes cáncer (que aunque no es algo de lo que haya que avergonzarse, puede ser que tú prefieras que sólo algunas personas lo sepan). Lo mejor es que estés preparado de antemano y que tengas previsto cómo vas a afrontar este efecto secundario.
Alteraciones de la piel y de las uñas
Es frecuente que durante el tratamiento con quimioterapia se presenten alteraciones, generalmente de poca importancia, en la piel y las uñas. Estas alteraciones consisten en la aparición de prurito (picor), eritema (color rojo de la piel), sequedad, y descamación.
Las uñas se vuelven de coloración oscura, quebradizas, rompiéndose con facilidad y suelen aparecer bandas verticales en ellas.
Te sugerimos las siguientes recomendaciones:
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- Mantén la piel limpia, seca.
- Si tienes la piel seca, evita baños calientes prolongados, que resecan aún más la piel.
- Evita lociones cutáneas que contengan alcohol.
- Utiliza cremas hidratantes diariamente, especialmente en las zonas de roce y alrededor de las uñas.
- Protege las uñas con guantes cuando realices tareas domésticas.
- El sol puede potenciar los efectos de la quimioterapia sobre la piel (fotosensibilidad). Es importante evitar exponerse directamente al mismo. Para ello, puedes utilizar sombreros, sombrilla, camisetas de manga larga, protectores solares, etc.
Si estos efectos secundarios te resultan muy molestos no dudes en comentárselo a tu oncólogo para que te indique el tratamiento más idóneo.
Otros efectos secundarios
Alteraciones neurológicas
Algunos fármacos que se emplean en el tratamiento de tumores pueden ser capaces de provocar lesiones en los nervios que llegan a los distintos órganos y miembros de nuestro cuerpo.
Cuando esto ocurre, pueden aparecer síntomas como disminución de la sensibilidad, acorchamiento, hormigueos y sensación de pinchazos en las extremidades (brazos y piernas). Otros síntomas, que también pueden indicar alteración neurológica, son la pérdida de fuerza y destreza manual (por ejemplo, dificultad para abrocharte los botones).
Cuando aprecies alteraciones en la sensibilidad o movimiento de las extremidades, es importante que se lo comuniques a tu oncólogo, para que te realicen el diagnóstico y los tratamientos oportunos.
Estas alteraciones neurológicas son pasajeras y suelen desaparecer tras finalizar el tratamiento; sin embargo, en algunos casos la recuperación puede ser lenta y no se aprecia hasta meses después de finalizar el mismo.
Alteraciones cardiacas
Los efectos secundarios cardiacos ocurren con determinados fármacos y generalmente dependen de la dosis a la que se empleen dichos fármacos. Esta circunstancia es perfectamente conocida por tu oncólogo, que adoptará las medidas necesarias para evitar las alteraciones a este nivel. Por ello, es frecuente que se determine lo que en medicina se llama “fracción de eyección ventricular” (también llamada FEVI) mediante una exploración en el servicio de medicina nuclear y cuya finalidad es saber si el corazón funciona correctamente.
Alteraciones de la vejiga urinaria
Determinados fármacos antineoplásicos pueden causar irritación de la vejiga (cistitis) provocando una serie de síntomas como escozor y dolor al orinar, sensación de necesidad urgente de orinar, sangre en la orina, etc.
Cuando sea necesario emplear estos fármacos, tu oncólogo, además de añadir sustancias protectoras de la mucosa de la vejiga, te indicará la necesidad de beber abundantes líquidos para minimizar el daño en la misma.
Alteraciones renales
La mayoría de los fármacos antitumorales se eliminan por el riñón. Algunos de ellos pueden dañarlo directamente. Es muy importante mantener una hidratación adecuada durante el tratamiento con quimioterapia, asegurando la ingesta de 2 y medio a 3 litros de agua al día. Esta medida es especialmente importante si tienes vómitos o diarrea. También es de especial relevancia en época de calor.
Alteraciones en la sexualidad y la fertilidad
Determinados síntomas que aparecen durante el tratamiento con quimioterapia, como náuseas, vómitos, malestar, diarrea, mucositis, etc., disminuyen o hacen desaparecer el deseo y la apetencia sexual. La alopecia puede disminuir la autoestima y afectar negativamente a la imagen corporal del enfermo, pudiendo ser una causa importante en la pérdida de interés sexual.
Generalmente, cuando los efectos secundarios mejoran o desaparecen, el deseo sexual suele restablecerse.
Sin embargo, determinados fármacos empleados en el tratamiento oncológico pueden afectar a los órganos sexuales (ovarios en las mujeres y testículos en los varones) provocando una serie de síntomas que dependerán del sexo del paciente.
- En la mujer: Los fármacos pueden afectar al funcionamiento del ovario, reduciendo la producción normal de hormonas sexuales femeninas, dando lugar a una serie de síntomas similares a una menopausia:
- Irregularidades o desaparición de la menstruación (amenorrea).
- Sequedad de los tejidos de la vagina por disminución en la lubricación, dificultando las relaciones sexuales.
- Pérdida de elasticidad de la vagina.
- Mayor riesgo de padecer infecciones urinarias.
- Sofocos.
- Insomnio.
- Irritabilidad.
La mayor parte de los síntomas locales puede mejorar con el empleo de lubricantes antes de iniciar las relaciones sexuales.
Es importante que hables con tu oncólogo sobre la duración de la amenorrea, ya que en algunos casos ésta es transitoria y los ovarios comienzan a producir hormonas sexuales tras finalizar el tratamiento; en otros casos es definitiva y el oncólogo valorará la posibilidad de tratamiento con terapia hormonal sustitutiva.
- En el varón: Aunque algunos fármacos puedan provocar lesiones neurológicas y alteraciones en la erección, en pocas ocasiones estas alteraciones son definitivas y suelen mejorar al finalizar el tratamiento. Un efecto frecuente asociado a la quimioterapia es la disminución en la producción de espermatozoides, que en algunos casos puede producir esterilidad temporal o permanente. Antes de iniciar el tratamiento habla con tu médico sobre la posibilidad de recoger y congelar el esperma para su futuro empleo.
- Tanto en el hombre como en la mujer: Durante el tratamiento es muy conveniente que utilices un método anticonceptivo eficaz. Consulta con el oncólogo sobre este aspecto.