¿Qué debemos hacer para prevenir el cáncer de piel?
1. Hay evidencia científica que demuestra que las Radiaciones UV de origen artificial, que son las utilizadas por las camas solares o máquinas de bronceado artificial, son cancerígenas. Por esto, una de las principales medidas de prevención frente al cáncer de piel es NO utilizar los aparatos de bronceado. En España, aunque están permitidos para uso, con una serie de normativas reguladoras, NO se permite su uso a los menores de dieciocho años y está desaconsejado en mujeres embarazadas.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) clasificó las camas solares como cancerígenas para los humanos, indicando que el riesgo de padecer un cáncer de piel aumenta en un 75% si se utilizan las camas solares antes de los 30 años.
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Recuerda: el Código Europeo Contra el Cáncer indica: Evite una exposición excesiva al sol, sobre todo en niños. Utilice protección solar. No use cabinas de rayos UVA.
2. Adecuar la exposición a las RUV solares. ¿Podemos evitar la exposición excesiva al sol, sobre todo en niños? ¿En qué consiste la protección solar? ¿Cómo hacerlo de la forma fácil y eficaz?
2.1. Conociendo la sensibilidad de nuestra piel a las radiaciones.
Casi la principal cuestión a tener en cuenta es valorar las características propias de cada persona, y por supuesto, es esencial conocer el tipo de piel que posee cada uno, lo que se ha venido en llamar “fototipo”.
Para identificar la mayor o menor sensibilidad de la piel ante las radiaciones, hay que valorar: color de la piel, color del pelo y de los ojos, facilidad para el bronceado, y frecuencia de quemaduras por el sol. Con esto se definen diversos fototipos que tienen mayor o menor sensibilidad a presentar daños por las radiaciones solares.
También es importante la edad, ya que, por ejemplo, los niños tienen una piel más delicada y se defiende peor frente a las radiaciones que la de los adultos.
Y por supuesto, es importante tener en cuenta otras posibles alteraciones que pueden darse en la piel y que intervienen en el proceso de defensa de la piel a las agresiones solares: posibles enfermedades preexistentes de piel, enfermedades con medicaciones que pueden desencadenar alergias en la piel, o sensibilizarla.
2.2. Conociendo las RUV solares en nuestro entorno: el ÍNDICE UVI.
¿Cómo sabemos cuáles son los momentos en que el sol puede ser más dañino, y en qué entornos? Hay algunas circunstancias en las que ya sabemos que la intensidad de las radiaciones solares es mayor, y es en estas situaciones en las que debemos tener especial cuidado.
Algunas circunstancias que condicionan la intensidad de las radiaciones solares:
- La situación de cada país: generalmente los países más “tropicales” tienen mayor intensidad en sus niveles de radiación.
- La época del año: cuando hablamos de estaciones con grandes cambios u oscilaciones amplias de temperaturas, los veranos suelen tener mayor intensidad de radiación que los inviernos, que suelen tener menos luz.
- La altitud: cuando estamos a mayor altura, por ejemplo, en montañas, se está más expuesto a las radiaciones, porque el efecto filtro de la atmósfera es menor que a nivel del mar.
- El entorno: en la playa, el sol se refleja mucho en la arena y el mar, a pesar de que nos encontremos a la sombra. Parecida situación ocurre con la nieve en la montaña, que refleja mucho las radiaciones.
- El horario: en las horas centrales del día, sobre todo en épocas de verano (11h-16h en nuestro país) hay mucha más intensidad de radiaciones solares, incluso en días nublados porque las nubes solo tienen un efecto parcial de filtro.
- El tiempo de exposición: es importante evitar estar muchas horas expuesto al sol. A más tiempo, mayor riesgo de quemaduras y daño cutáneo.
El saber los momentos en las que las RUV pueden dañarnos más, para elegir en qué momentos y cómo exponernos para que el peligro de daños en nuestra piel sea el menor posible, es importante: nos lo indica el Índice UVI.
Este es un índice establecido a nivel internacional, que permite estimar de forma estándar la medida de intensidad de la radiación ultravioleta que hay en los diferentes puntos de la superficie de la Tierra, y que va desde 0 a más de 11. A mayor número, hay mayor intensidad de radiación UV, y por tanto hay mayor riesgo de daño en la piel, lo que hace más necesarias las medidas de protección solar.
¿Dónde puedo conocer los datos del UVI? En la actualidad, los datos actualizados del UVI en las diferentes zonas geográficas están disponibles y presentes en muchas informaciones de:
- carácter turístico (en zonas de playas)
- meteorológico (web de la AEMET: Agencia Estatal de Meteorología, y aplicaciones para conocer el tiempo atmosférico)
- de los ayuntamientos (en puntos de información local/provincial)
- en medios de comunicación (en informativos nacionales)
Cada vez es más fácil conocer el UVI en diversos formatos (en infografías, web de meteorología, RRSS…).
Hay incluso varias apps donde es posible acceder a la información precisa de este índice UVI según zona geográfica y momento del día; y suelen estar asociadas a recomendaciones de medidas mínimas a tener en cuenta para la protección solar según las variaciones del UVI.
3. Protegiéndonos para evitar el daño en la piel: prevención del cáncer de piel.
Ya sabemos identificar el riesgo en nuestra zona según el índice UVI. Conocemos el tipo de piel de la persona, que hay pieles más sensibles que otras. Y ahora… ¿qué debemos y podemos hacer? ¿Cómo nos protegemos y prevenimos el daño a nuestra piel? ¿En qué consiste la protección solar?
3.1. Evitar la exposición solar inadecuada:
La protección solar debe llevarse a cabo todos los días (recuerda que la piel tiene memoria), es decir, la exposición es acumulativa y en el día a día se está expuesto con frecuencia al sol sin apenas notarlo.
Los niños pequeños menores de 6 meses deben evitar estar al sol, y se deben extremar las precauciones con ellos.
Las personas que por trabajo o hábitos lúdicos o deportivos tienen muchas horas de actividades al aire libre y frecuentemente, deben cuidarse especialmente.
En verano y épocas de mucho calor es importante evitar la exposición directa al sol y permanecer en interiores o protegerse en la sombra, sobre todo entre las 11h y las 17h.
No olvidar la protección del sol también en días nublados.
Extremar los cuidados de prevención en entornos con arena, agua, nieve, que reflejan mucho las radiaciones.
Además de llevar a cabo estas conductas, hay varias medidas imprescindibles para la protección frente al daño de las radiaciones solares:
3.2. Protege la piel con barreras físicas (se interponen entre la piel y las RUV):
En los momentos de más intensidad de sol es conveniente: permanecer en interiores, buscar sombras de porches, techados, toldos, sombrillas, árboles y vegetación… Hay estructuras que bloquean totalmente las radiaciones ultravioletas, pero no siempre es posible evitar la exposición a la radiación totalmente, aunque consiguen que incidan menos en nuestro cuerpo y se disminuye el posible daño. No olvidemos tampoco que los rayos del sol se reflejan en muchas superficies, y no siempre son totalmente filtrados por las distintas estructuras que nos proveen de sombra o que estén a nuestro alrededor.
Cubrir nuestra superficie corporal al máximo: utiliza ropa que te cubra la mayor parte posible del cuerpo. Utilizar calzado, camisas o camisetas holgadas y de manga larga, pantalones y vestidos largos, de trama un poco gruesa (no fibras de poliéster) y no mojados, especialmente en los momentos de exposición más intensa. Puede haber incluso tejidos que protegen de las radiaciones ultravioleta: algunos tienen un sistema internacional de medida de protección solar o UPF (Ultraviolet Protection Factor), pero no existe consenso internacional en este tipo de medidas de homologación.
Igualmente utiliza gorras o sombreros de ala ancha para proteger cabeza y cara, cuero cabelludo y nuca, orejas y cuello.
No olvides proteger los ojos con gafas de sol para proteger los ojos, que también son muy sensibles a los daños que provocan las radiaciones solares y sobre todo ya en edades infantiles. Es conveniente que las gafas sean homologadas y tengan filtros para los rayos de luz y RUV, ya que así se garantiza una protección óptima contra los dañinos rayos ultravioleta del sol. Esto ayuda a prevenir irritaciones e inflamaciones oculares, las arrugas en la zona e incluso el desarrollo de enfermedades oculares y cataratas a largo plazo.
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3.3. Utiliza barreras directamente en la piel: las cremas fotoprotectoras.
Casi siempre hay zonas de piel que quedan expuestas al menos durante un tiempo (durante el baño, al hacer actividades deportivas, en algunos trabajos…). En las zonas de piel que no están suficientemente protegidas se necesita utilizar otro tipo de barreras que son las cremas con Factores de Protección Solar (FPS) o fotoprotectores tópicos o cutáneos.
Estas cremas en su composición llevan determinadas sustancias o moléculas (pueden actuar como barreras físicas, químicas o mixtas), que actúan como filtros de las radiaciones solares o bien como barreras que las repelen. Los componentes químicos suelen absorber y transformar la energía de las radiaciones evitando el daño a la piel, mientras que los compuestos que actúan como barreras físicas, dispersan las radiaciones y las reflejan.
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¿Cómo elegir un fotoprotector solar? ¿Cuál es el FPS adecuado?
Hay que adecuar la elección del tipo de crema:
- al tipo de piel o fototipo (desde I a VI)
- a la intensidad de la exposición UV o según el UVI (desde 0 a 11+)
En base a esto se elige la crema con el FPS (Factor de Protección Solar).
En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de cremas, en función de las características cosméticas, que las harán más adecuadas para un tipo de piel u otra (seca, grasa, mixta, piel madura, etc.), pero lo esencial para proteger nuestra piel frente del sol es conocer el FPS o Factor de Protección Solar. Este es el número que hace referencia a la potencial reducción de los daños que provocan las radiaciones solares. El FPS para UVB se obtiene de la comparación entre la dosis mínima de luz necesaria para producir eritema o enrojecimiento. Para UVA, en cambio, no hay un método consensuado definitivo.
Los fotoprotectores en la Unión Europea son considerados productos cosméticos y deben de cumplir unas normativas sanitarias según la legislación. En España es la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) la encargada de supervisar y controlar que las cremas para protección solar cumplen las normativas y controlan y supervisan el cumplimiento de las garantías sanitarias de dichos productos.
Actualmente, para determinar el factor de protección solar (FPS o SPF por sus siglas en inglés) y el factor de protección ultravioleta-A (FP-UVA), se dispone de varios métodos oficiales que se utilizan por las legislaciones europeas de forma consensuada.
Es importante que la crema tenga filtros que ofrezcan protección frente a las radiaciones UVA y UVB, ya que ambas son dañinas. El FPS es un índice que estima el tiempo que se puede exponer al sol sin riesgo de quemadura, pero no debe ser usado como indicativo del tiempo que se puede prolongar la exposición, sino como la necesidad de protección que tiene cada persona en un momento determinado, cuando no es posible evitar la exposición solar. Los valores se han obtenido según estimaciones de valoraciones estandarizadas realizadas por organismos internacionales.
Cuestiones prácticas para elegir y aplicarse crema fotoprotectora:
Hay que elegir la crema con FPS según el tipo de piel o fototipo, y según el UVI. Debemos tener en cuenta varias cuestiones prácticas:
- Es conveniente el uso de cremas con alto FPS en zonas expuestas para las actividades diarias de casi todo el año.
- Es recomendable que el FPS sea de 50 o más durante las vacaciones, y épocas estivales, sobre todo si son en entornos con sol.
- Dependiendo de la zona geográfica, entorno, fototipo, UVI y tiempo de exposición al sol, en muchos casos es necesario aplicar FPS de 50 o más.
- La crema se debe aplicar abundantemente con una capa gruesa y por toda la piel expuesta, sin olvidar ninguna zona (nuca, orejas, cuero cabelludo, pies...).
- Se debe extender en la piel seca (porque si está mojada el agua hace que se pierda eficacia y actúa como lupa para el daño solar) y hacerlo unos 30 minutos antes de exponerse al sol.
- Necesita volver a aplicarse cada dos o tres horas al menos, según el tipo de exposición y actividad que se realice (porque el roce, el sudor, y la propia luz solar hace que se pierda la eficacia del protector). Siempre que sigamos expuesto al sol.
- Independiente de que sean cremas resistentes al agua, deben aplicarse cada pocas horas, ya que la actividad y tiempo de inmersión hacen que la crema pierda eficacia; además de por la sudoración, el roce con la toalla, etc.
- Vigilar la fecha de caducidad del protector. Las cremas pierden eficacia con el tiempo, tras abrirse, y dependiendo de las condiciones en que se conserven (no expuestas a altas temperaturas, adecuadamente cerradas y si no se ha superado la fecha de caducidad tras la apertura indicada en el envase); por lo que pueden no proteger adecuadamente. No se deben utilizar las cremas abiertas del verano o temporada vacacional pasada, salvo que sepamos que se han cumplido los requisitos que mantienen su efectividad fotoprotectora.
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Otros cuidados importantes:
Bebe agua con frecuencia: evitarás la deshidratación e hidratarás tu piel. Una piel bien hidratada está mejor protegida frente a los daños producidos de los rayos solares.
Si usas fotoprotectores orales, estos no suplen cualquier otra medida de protección solar, son una ayuda o complemento para evitar daños en la piel causados por las radiaciones ultravioleta.
Se deben extremar las medidas de protección solar en casos de piel especialmente sensible o vulnerable a los daños solares:
- Ten cuidado especialmente si tienes alguna enfermedad de la piel. Consulta con tu especialista sobre los cuidados a llevar en tu caso (vitíligo, lupus, eccemas, antecedentes de cáncer de piel…). Generalmente estas situaciones requieren NO exponerse al sol y siempre realizar medidas de protección extrema en actividades al aire libre.
- Ten cuidado con los medicamentos. Hay fármacos de diverso tipo que pueden hacer que, ante la exposición solar, la piel reaccione con una respuesta de enrojecimiento e inflamación de la zona expuesta (pueden darse reacciones fototóxicas o fotoalérgicas). Consulta con tu especialista sobre los cuidados que debes tener.
NO debes usar las camas bronceadoras: son cancerígenas y el bronceado no te protege del daño del sol.
En resumen: debemos disfrutar del sol, pero con la adecuada protección.
Consejos ante la radiación solar
1. Sigue las recomendaciones de las autoridades sanitarias para protección solar y prevención del cáncer de piel.
2. Ayúdate de las herramientas que te ayuden a conocer el UVI y cómo proteger tu piel en todo momento del daño de las radiaciones UV. Puedes encontrar aplicaciones de entidades en las que la información sobre el UVI suele completarse con las propuestas de protección más adecuadas según cada situación.
3. Sobre todo, infórmate y conciénciate sobre la importancia de cambiar tus conductas de exposición solar y protegerte de los daños de la radiación UV y evitar el cáncer de piel.
4. No olvides vigilar tu piel, realiza la autoexploración cutánea, valora cualquier cambio posible y consulta con tu médico las dudas.