Piratas (Mi homenaje a todos los enfermos de esta enfermedad)
Hay piratas por amor al arte y después hay otros a quienes la vida les empuja a convertirse en piratas. Y se les reconoce por su característico pañuelo, aunque hay quienes lo sustituyen por una simple gorra y otros que prefieren mostrar sus cicatrices por muy profundas y obscenas que resulten.
Son forzados a convertirse en piratas porque ellos navegan de manera tranquila en un elemento tan usado para metáforas de la vida como el mar hasta que de repente cambia su estado y obliga al pirata a tener que navegar a contracorriente por los océanos. Cuando el mar se pone así, a muchos de ellos les entra el miedo en el cuerpo porque al estado del mar hay que añadir la tormenta que se viene encima con un viento que no ayuda a la estabilidad de las aguas.
A pesar del miedo, muchos de ellos viven esta lucha con optimismo y con ganas de mostrar su poderío y su conocimiento del mar. En una pelea que puede durar meses, pero también décadas, hay que tener realismos y reconocer que hay casos de todo tipo. Ejemplos de gente que se quedó en la orilla cuando todos dábamos por hecho un final feliz. Pero prefiero quedarme con los ejemplos de aquella gente de la que se pensaba que iban a quedarse en el camino y con fe, optimismo y paciencia revertieron lo que parecía a priori un paseo muy negro por el mar.
Las últimas semanas he compartido espacio con muchos de ellos. Y aunque no haya llegado a hablar con ellos, se han ganado mi respeto y mi admiración. Porque aunque palos haya muchos y de todos los colores, éste quizás sea uno de los más jodidos para afrontar en primera –si te ha pasado a ti- o tercera persona en el caso de que tengas vínculo de algún tipo con él o ella. Ver a los piratas siempre con la cabeza alta, la mirada libre de incógnitas sobre qué pasará y sin miedo a nada es algo que me ha ganado.
Sé que no te cambiará la vida y que a lo mejor cuando llegues al camarote y te quites tu pañuelo te entrarán ganas de llorar por rabia y por pura impotencia. Y que es probable que en el día de mañana tus ojos cambien y sean el espejo de tu alma. Pero quería declararte mi admiración por tu capacidad de lucha. Y tengo la convicción de que hay mucha gente, conocida y desconocida para ti, que te admira y sabe que vas a conseguir manejar la marejada y lograr que el mar vuelva a su natural paz.
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Una bonita metafora! Gracias por los animos! Mensajes así hacen mucha falta. Gracias
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¡Qué bonito Christian! Muchas gracias por compartirlo con nosotros. Un abrazo
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Hace 4 años