Avances para evitar los efectos secundarios en el corazón de los tratamientos contra el cáncer
Actualmente uno de los tratamientos contra el cáncer más eficaces son las antraciclinas. De hecho, se tratan de la primera opción de tratamiento para muchos tumores, tanto solas como en combinación con otras terapias. Sin embargo, las antraciclinas pueden provocar efectos secundarios sobre el corazón. En concreto, se estima que más del 5% de los supervivientes de cáncer tratados con antraciclinas sufren un fallo cardiaco. Por ese motivo es necesario buscar opciones de tratamiento que prevengan estas reacciones adversas. Este es precisamente el objetivo de la investigación que desarrolla Anabel Díaz-Guerra con el apoyo de la Asociación Española Contra el Cáncer en Madrid y que ahora ha conseguido sus primeros avances.
Anabel es investigadora predoctoral en el laboratorio del Dr. Borja Ibañez en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), donde ha estudiado en modelos animales qué efectos producen las antraciclinas a lo largo del tiempo. En concreto se ha centrado en los cambios moleculares que se dan en las células del corazón (los cardiomiocitos) y cómo se ve alterado su proceso de obtención de energía. Hay que tener en cuenta que el corazón es el órgano del cuerpo que más energía necesita y este proceso es clave para su correcto funcionamiento. Así, esta investigación ha proporcionado el primer análisis cronológico completo de los cambios anatómicos, funcionales y moleculares que provocan las antraciclinas en el corazón y esto ha permitido identificar eventos que podrían ser potenciales dianas terapéuticas, es decir, dónde actuar para evitar los efectos secundarios. Algunas de estas dianas son la atrofia cardiaca, la mitofagia (proceso de destrucción de la maquinaria de obtención de energía de las células) y la activación de vías de detección de nutrientes. Estas dianas deben ser validadas con más ensayos, pero la investigación de Anabel es un primer paso importante en el desarrollo de nuevos fármacos y programas de ejercicio físico y nutrición que ayuden a prevenir los efectos secundarios sobre el corazón y el daño cardiaco en los supervivientes de cáncer.
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